10.5.23

El Logos Vs Las Falacias Lógicas (Índice)

En mi ensayo de nueve partes, he querido presentar un catálogo de falacias lógicas, ilustradas con ejemplos de la vida de Jesús. El objetivo ha sido comprender cómo Jesús lidió con ellas y qué podemos aprender de esta perspectiva.

Es inevitable que, al igual que Jesús, nos enfrentemos a falacias lógicas y argumentos fallidos. Comprender cómo lidiar con ellos es útil para mantener una solidez racional en nuestras conversaciones.

(Por un tiempo limitado, se podrá descargar en formato PDF de este enlace.)

A continuación, encontrarán un índice de las falacias lógicas que he incluido, junto con el enlace a la parte donde se explican.

Parte I (enlace)
  • 1) Falacia del Hombre de Paja
  • 2) Falacia de la Falsa Dicotomía
  • 3) Falacia Ad Hominem (Ataque Personal)
Parte II (enlace)
  • 4) Falacia de la Pendiente Resbaladiza
  • 5) Falacia del Razonamiento Circular
  • 6) Falacia de la Generalización Apresurada
Parte III (enlace)
  • 7) Falacia de Apelación a la Tradición
  • 8) Falacia de Apelación a la Autoridad
  • 9) Falacia de Falsa Analogía
Parte IV (enlace)
  • 10) Falacia Post Hoc
  • 11) Falacia de Pista Falsa
  • 12) Pregunta Capciosa
Parte V (enlace)
  • 13) Falacia de Composición
  • 14) Falacia del Vagón de Cola
  • 15) Falacia de Causa Falsa
Parte VI (enlace)
  • 16) Falacia de Apelación a la Ignorancia
  • 17) Falacia de Falsa Equivalencia
  • 18) Falacia del Apostador
Parte VII (enlace)
  • 19) Falacia de Falso Consenso
  • 20) Falacia de Súplica Especial
  • 21) Falacia de Costo Irrecuperable
Parte VIII (enlace)
  • 22) Falacia del Falso Escocés
  • 23) Falacia del Francotirador de Texas
  • 24) Falacia de Apelación a las Emociones
Parte IX (enlace)
  • 25) Falacia de Afirmar el Consecuente
  • 26) Falacia de Negar el Antecedente
  • 27) Falacia Genética
Estoy muy interesado en escuchar sus comentarios y retroalimentación sobre el ensayo. Siéntanse libres de compartir cualquier pensamiento o idea que tengan sobre el tema. Creo que juntos podemos aprender mucho y mejorar nuestras habilidades de comunicación.

Les agradezco de antemano por su tiempo, y espero que disfruten del ensayo.

8.5.23

El Logos Vs Las Falacias Lógicas (Parte IX)

En esta serie, estoy repasando diferentes falacias lógicas, usando pasajes de la vida de Jesús para observar ejemplos de estos argumentos y cómo responder a ellos. Las demás partes están aquí: Parte 1Parte 2Parte 3Parte 4Parte 5Parte 6Parte 7, Parte 8.

25- Afirmar el Consecuente

La falacia de Afirmar el Consecuente ocurre cuando uno asume que la verdad de una conclusión necesariamente implica la verdad de una premisa antecedente. Explicado más ampliamente, esta falacia ocurre cuando alguien asume que un enunciado es verdadero basándose en el hecho de que se deriva de otro enunciado verdadero, sin considerar otras posibles explicaciones de la relación entre los enunciados.
Un ejemplo de la falacia de Afirmar el Consecuente:
Si eres estudiante, entonces recibirás una credencial de estudiante.
Tienes credencial de estudiante.
Por lo tanto, eres un estudiante.
Este es un razonamiento falaz porque asume que si el consecuente (tener una credencial de estudiante) es verdadero, entonces la premisa antecedente (ser estudiante) también debe ser verdadero. Sin embargo, este no es necesariamente el caso, ya que podría haber otras razones por las que alguien tiene una identificación de estudiante, como ser miembro del personal, ser ex-alumno, o haber robado las credenciales de otro estudiante.
Al confiar en que una declaración es verdadera simplemente porque se deriva de otra declaración verdadera, uno evade participar en una evaluación justa y racional de la evidencia y el razonamiento detrás de la conclusión. Para razonar de manera lógica, es importante reconocer que una conclusión se deduce de sus premisas, mas lo contrario — derivar una premisa a partir de una conclusión — no es lógicamente coherente.
Un ejemplo de cuando Jesús respondió a la falacia de Afirmar el Consecuente se encuentra en Lucas 19:1-10. En este pasaje, un recaudador de impuestos llamado Zaqueo se sube a un árbol para ver pasar a Jesús. Jesús lo ve y le dice que baje, diciéndole que ese día se quedará en su casa. Sin embargo, la gente a su alrededor comenzó a quejarse, diciendo que Jesús sería el huésped de un pecador sin esperanzas.
Este es un ejemplo de una falacia de afirmar el consecuente porque la gente asume que como Zaqueo es un recaudador de impuestos, entonces debe ser una persona sin interés en Dios. El argumento falaz se pudiera desglosar de esta manera:
Las personas sin esperanzas en Dios se dedican a recaudar impuestos.
Zaqueo es un recaudador de impuestos.
Por lo tanto, Zaqueo no tiene esperanzas en Dios.
Jesús responde a esta falacia diciendo que el Hijo del Hombre vino a buscar y salvar a los perdidos, indicando que no vino a condenar a Zaqueo por sus obras ni por su oficio, sino a ofrecerle la salvación. Con su respuesta, Jesús desafía la suposición de la gente de que Zaqueo es automáticamente un pecador sin esperanzas simplemente por su oficio como recaudador de impuestos.
Para responder a esta falacia, es útil señalar que el hecho de que la condición presente en una conclusión sea verdadera no es evidencia de que la premisa de un argumento lo sea también. La conclusión pudiera deducirse a partir de múltiples argumentos y causas, no solo la que el argumentador propone.
Más allá de esto, se pudiera probar que la premisa del argumento que se propone es inválida o lógicamente innecesaria. Al extenderle misericordia, Jesús demostró que el argumento “Las personas sin esperanzas en Dios se dedican a recaudar impuestos” no es necesariamente una deducción lógica aplicable en todas las circunstancias.
Un ejemplo de cómo responder a esta falacia pudiera ser: "Entiendo cómo esa conclusión puede parecer lógica, pero en realidad es un error común llamado Afirmar el Consecuente. El hecho de que A implique B, no significa que B debe ser verdadero siempre que A sea verdadero. Podría haber otros factores en juego que están causando B, o podría haber diferentes explicaciones de por qué A es cierto. Es importante considerar toda la evidencia y no sacar conclusiones precipitadas basadas en suposiciones".

26- Negar el Antecedente

La falacia de Negar el Antecedente ocurre cuando uno asume que si una premisa es falsa, entonces la conclusión también debe ser falsa. Dicho de otra manera, esta falacia ocurre cuando alguien asume que un enunciado es falso basándose en el hecho de que no se deriva de otro enunciado falso, sin considerar otras posibles explicaciones de la relación entre los enunciados.
Por ejemplo:
Si como alimentos saludables, perderé peso.
Hoy no comí alimentos saludables.
Por lo tanto, hoy no perderé peso.
Este es un ejemplo de la falacia de Negar el Antecedente porque la conclusión asume que solo porque el antecedente (comer alimentos saludables) no ocurrió, el consecuente (perder peso) tampoco ocurrirá, lo cual no es necesariamente cierto. Otros factores aún podrían contribuir a la pérdida de peso, incluso si la alimentación saludable no es uno de ellos, como por ejemplo, que la persona no haya comido suficientes calorías ese día, que le tocó hacer trabajo extenuado, entre otros.
Confiar en la creencia de que una declaración es falsa simplemente porque no se deriva de otra declaración falsa obstaculiza el pensamiento crítico y el razonamiento efectivo, ya que promueve la aceptación acrítica de conclusiones basadas en inferencias inválidas. Debe evitarse reconociendo que una conclusión debe evaluarse objetivamente, en lugar de realizar una inferencia inválida a partir de una declaración condicional.
Un ejemplo de cuando Jesús respondió a la falacia de Negar el Antecedente se encuentra en Juan 10:25-30. En este pasaje, los judíos le pidieron a Jesús que les dijera claramente si él era el Mesías.
Jesús respondió diciendo que ya les había dicho, pero no le creyeron porque no eran sus ovejas. Aquí, los judíos niegan el antecedente al asumir que si Jesús no es el Mesías, entonces ellos no pueden ser sus ovejas. Su argumento, de forma desglosada, era:
Si hubiesen reconocido al Mesías, se probaría que el Mesías había llegado.
No reconocieron al Mesías.
Por lo tanto, el Mesías no había llegado.
Sin embargo, Jesús señala que su afirmación de que él es el Mesías no es contrarrestada por su falta de fe. La llegada del Mesías fue un hecho, a pesar de que ellos no lo reconocieron. Jesús establece que la razón de que no le reconocieron no tiene nada que ver con la veracidad de la identidad de Jesús, sino con el hecho de que “no son sus ovejas” (verso 26).
Basado en este ejemplo, la mejor manera de responder a la falacia de Negar el Antecedente sería señalar que la negación de un argumento no se sigue necesariamente de la negación de la premisa ofrecida. Dicho de otro modo, no es necesariamente verdadero que la prueba fidedigna de que el Mesías había llegado es que los judíos lo reconocerían (y de hecho, las Escrituras establecen que este asumido es netamente falso; ver Juan 1:11-12).
Se pudiera señalar que el hecho de que no exista una condición (el antecedente) no significa necesariamente que se pueda negar la consecuencia. Es posible que la consecuencia siga siendo verdadera incluso sin que el antecedente esté presente. Además, se pudieran ofrecer ejemplos en otras situaciones para mostrar que negar el razonamiento antecedente no siempre arroja una conclusión verdadera.

27- Falacia Genética

Una Falacia Genética es un tipo de falacia lógica que consiste en emitir un juicio sobre la calidad o el valor de una cosa basándose únicamente en su origen o historia, en lugar de evaluarla por sus propios méritos.
Por ejemplo:
"No puedo seguir tu consejo sobre este tema, ya que tus padres no tuvieron éxito en sus carreras".
En este escenario, la persona está cometiendo una Falacia Genética al usar el éxito o fracaso percibido de los padres de la otra persona para desestimar su consejo, en vez de evaluar la veracidad o validez del consejo en sí.
La falacia genética supone que la fuente u origen de una creencia o idea determina automáticamente su validez o veracidad, lo que no es necesariamente el caso, ya que la calidad o el valor de algo pueden ser establecidos independientemente de su origen o historia.
Un ejemplo de Jesús respondiendo a una Falacia Genética se puede encontrar en Juan 7:45-52. En este pasaje, los fariseos acusan a Jesús de ser un falso profeta porque viene de Galilea, que creen que no es el lugar de nacimiento de ningún profeta.
Jesús responde señalando que su conocimiento es limitado y que están haciendo una generalización en función de su procedencia. Les recuerda que el profeta Jonás también vino de Galilea, y sin embargo ellos lo aceptaban como profeta. Luego, Jesús les insta a que se concentren en el mensaje que trae, en lugar del lugar de donde proviene.
Para responder a una Falacia Genética, se puede señalar que el origen de algo o alguien no determina su validez o valor. También se puede pedir evidencia y razonamiento lógico para respaldar cualquier afirmación que se haga, en lugar de aceptar argumentos basados únicamente en el origen de algo o alguien. Es importante centrarse en la sustancia del argumento o mensaje que se presenta, en lugar de descartarlo en función de factores irrelevantes, como los antecedentes del orador o el lugar de origen.
Un ejemplo de respuesta a esta falacia pudiera ser: "Entiendo que piensas que los orígenes de esta idea pueden haber sido problemáticos en el pasado, pero es importante evaluarla en función de su propio mérito y relevancia en lugar de descartarla únicamente por lo que pudiéramos discutir acerca de su historia".

4.5.23

El Logos Vs Las Falacias Lógicas (Parte VIII)

 En esta serie, estoy repasando diferentes falacias lógicas, usando pasajes de la vida de Jesús para observar ejemplos de estos argumentos y cómo responder a ellos. Las demás partes están aquí: Parte 1Parte 2Parte 3Parte 4Parte 5Parte 6, Parte 7.

22- El Falso Escocés

La falacia del Falso Escocés ocurre cuando uno redefine arbitrariamente una categoría para excluir a aquellos que no cumplen con sus criterios subjetivos, excluyendo casos que de otro modo refutarían su afirmación, a menudo para proteger una generalización o un estereotipo para que no sea cuestionado.

El siguiente ejemplo ilustra la falacia al igual que de dónde recibe su nombre:

A: "Todos los escoceses aman el haggis (un plato escocés que consiste en tripas de oveja o ternera)".

B: "Pero mi amigo Angus de Escocia odia el haggis".

A: "Bueno, pues Angus no es un verdadero escocés".

Este es un ejemplo de la falacia del Falso Escocés, donde la persona A intenta excluir al amigo Angus de la categoría de "verdadero escocés" para mantener su afirmación de que todos los escoceses aman el haggis. Esto es irracional, pues la definición de “escocés” responde solo a si la persona nació en Escocia, no con respecto a sus preferencias gastronómicas.

Al confiar en la creencia de que los contraejemplos pueden excluirse a través de la redefinición, uno evita participar en una discusión justa y racional de los méritos del problema en cuestión. Para evitar esta falacia, es esencial reconocer que las definiciones y los criterios deben permanecer consistentes y evaluar las afirmaciones con base en la calidad de la evidencia y la solidez del razonamiento, en lugar de una exclusión arbitraria de contraejemplos.

En Mateo 23:13-36, Jesús reprende fuertemente a los fariseos por su hipocresía y falsa piedad. En esencia, la actitud de los fariseos comunica la falacia “Ningún verdadero seguidor de Dios viviría sin adherirse a los reglamentos de la ley de Moisés confiando en su propio rendimiento para alcanzar el favor de Dios.” Los fariseos decían ser los verdaderos seguidores de Dios, pero Jesús expuso que su verdadera naturaleza y acciones estaban lejos de lo que Dios realmente deseaba.

Esto puede verse como una respuesta a la falacia del Falso Escocés en el sentido de que los fariseos, por su religiosidad y rigurosas prácticas, esencialmente afirmaban ser los únicos verdaderos seguidores de Dios, y cualquiera que no se adhiriera a sus estrictas interpretaciones y prácticas no calificaba bajo su definición. Sin embargo, Jesús rechazó este punto de vista estrecho y mostró que la verdadera justicia se basa en su fe auténtica en Dios, en su corazón y sus acciones, no simplemente siguiendo un conjunto de reglas y rituales externos.

Aquí podemos ver que una respuesta efectiva a la falacia del Falso Escocés es desafiar la validez de la definición que se está utilizando. En lugar de aceptar una definición arbitrariamente limitada, podemos limitarnos a una definición más certera. También podemos señalar que definir un término de manera que solo favorece una postura pero que innecesariamente excluya otras no lo hace más preciso ni válido.

Otra respuesta efectiva es desafiar las suposiciones detrás del argumento. En el caso de los fariseos, Jesús desafió la suposición de que su definición exclusiva de justicia era la única válida. Al señalar su hipocresía y su fracaso en cumplir incluso con sus propios estándares, expuso las fallas en su argumento y sus suposiciones.

Un ejemplo de respuesta a esta falacia pudiera ser: “Etiquetar a alguien como ‘no un verdadero miembro de X’ en función de una diferencia de opinión o comportamiento puede ser una forma de evitar entablar una conversación productiva y abordar el problema en cuestión. En cambio, centrémonos en las acciones o creencias específicas del individuo en cuestión, en lugar de realizar suposiciones o generalizaciones basadas en la identidad del grupo.”

23- El Francotirador de Texas

La falacia del Francotirador de Texas, también llamada ilusión de agrupamiento, toma su nombre de la metáfora de un pistolero que dispara al lado de un granero, y luego de disparar se acerca a los agujeros para dibujar círculos alrededor de ellos. De esta manera, logra la ilusión de que sus disparos tienen una precisión excepcionalmente acertada.

Esta falacia ocurre cuando uno selecciona datos para que se ajusten a una conclusión o argumento preconcebido, ignorando evidencias que contradigan su creencia. Esta falacia se produce cuando alguien destaca similitudes o patrones en los datos después de que se hayan producido, sin tener en cuenta la gama completa de datos disponibles o los posibles patrones alternativos que podrían existir.

Por ejemplo, una persona pudiera afirmar que su dieta es la razón por la que nunca se enferma. Luego procede a enumerar todas las veces que no se enfermó después de comer un alimento específico o luego de seguir una dieta específica. Este es un ejemplo de la falacia del Francotirador de Texas porque está cuidadosamente destacando los momentos en que su dieta funcionó, a la vez que ignora todos los momentos en que no funcionó.

Al seleccionar datos ajustarse a un patrón o hipótesis preconcebida, se evita realizar una evaluación justa y racional de toda la gama de datos disponibles. Para evitar esta falacia, es esencial reconocer que los datos deben evaluarse de manera objetiva y coherente, y evaluar las afirmaciones en función de la calidad de la evidencia y la solidez del razonamiento, en lugar de una selección de datos arbitraria o sesgada.

En Juan 5:31-47, Jesús confronta a los líderes religiosos que usan las Escrituras de manera selectiva para apoyar sus creencias sobre el Mesías mientras ignoran los pasajes que dan testimonio de la divinidad y la misión de Jesús.

Jesús contrarresta esta falacia señalando que escudriñan las Escrituras selectivamente, enfocándose solo en las porciones que parecen apoyar sus creencias: "Ustedes escudriñan las Escrituras, porque les parece que en ellas tienen la vida eterna; ¡y son ellas las que dan testimonio de mí!" (Juan 5:39). Al exponer su enfoque sesgado de las Escrituras, Jesús indica que deberían considerar toda la evidencia y reconocer su verdadera identidad como el Mesías.

Los fariseos usaban la atención selectiva al enfocarse solo en algunas porciones de la ley y los profetas mientras ignoraban las demás Escrituras, al igual que las obras y las enseñanzas de Jesús, las cuales eran suficiente evidencia de su autoridad.

La mejor forma de responder a la falacia del Francotirador de Texas es señalar la atención selectiva y la importancia de considerar toda la evidencia disponible. En Juan 5:36, Jesús dice: "Pero el testimonio que tengo es mayor que el de Juan. Porque las obras que el Padre me ha dado para que las cumpla, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí que el Padre me ha enviado". Aquí, Jesús está señalando que Sus obras son evidencia de Su autoridad y deben ser consideradas junto con las porciones de la ley y los profetas que habían seleccionado.

Por lo tanto, para responder a la falacia del Francotirador de Texas, uno podría señalar la importancia de considerar toda la evidencia disponible y no solo seleccionar datos que se adapten al argumento de uno. Además, se podría proporcionar evidencia que contradiga la afirmación del argumentador.

Ante esta falacia, se pudiera responder de esta manera: "Me gustaría que consideremos una muestra más amplia y representativa antes de sacar conclusiones. Seleccionar datos o centrarse solo en ejemplos que se ajustan a una narrativa determinada puede llevar a conclusiones inexactas. Necesitamos mirar toda la evidencia disponible, incluso si no respalda nuestras creencias o expectativas iniciales, para llegar a una visión más objetiva y completa de la situación".

24- Apelación a las Emociones

La falacia de Apelación a las Emociones ocurre cuando uno intenta manipular una respuesta emocional en lugar de un argumento válido o convincente. Esta falacia ocurre cuando alguien se basa en apelaciones emocionales, como el miedo, la lástima, la ira o la felicidad, para persuadir a otros de su argumento, sin proporcionar evidencia objetiva o argumentos razonados para respaldarlo.

Por ejemplo, una persona pudiera tratar de convencer a alguien de que adopte una dieta en particular, diciendo: "¿No quieres vivir una vida larga y saludable y estar ahí para tu familia? Necesitas eliminar todos los alimentos derivados de animales. De lo contrario, estarás corriendo el riesgo de tener todo tipo de problemas de salud". Este argumento apela a las emociones del oyente usando el miedo de enfermarse y el amor por su familia para tratar de persuadirlo. Sin embargo, el enunciado en este ejemplo no presenta un razonamiento válido o evidencia de la efectividad de la dieta recomendada en particular.

Al basar un argumento en la creencia de que las emociones son un sustituto válido de la evidencia objetiva o los argumentos razonados, uno evita la responsabilidad de proporcionar una justificación para respaldar su afirmación y se involucra en una manipulación injusta de las emociones. Las apelaciones o manipulaciones emocionales nunca deben reemplazar el pensamiento lógico y objetivo.

Un ejemplo de Jesús respondiendo a una Apelación a las Emociones se puede encontrar en Mateo 16:21-23. En este pasaje, Jesús comienza a enseñar a sus discípulos que Él debe ir a Jerusalén, sufrir y morir, y luego resucitar al tercer día. Sin embargo, Pedro lo llevó aparte y lo reprendió, diciendo: "¡Lejos esté de ti, Señor; esto no te sucederá a ti!"

La respuesta emocional de Pedro de no querer que Jesús sufriera y muriera era comprensible, pero también estaba equivocada. Jesús reconoció que la respuesta emocional de Pedro se basaba en un malentendido del plan y propósito de Dios. Él respondió reprendiendo a Pedro, diciendo: "¡Aléjate de mí, Satanás! Me eres una ofensa, porque no piensas en las cosas de Dios, sino en las cosas de los hombres".

Jesús sabía que su sufrimiento y muerte eran necesarios para la salvación de la humanidad, y no permitió que la explosión emocional de Pedro lo desviara de cumplir el plan de Dios. En cambio, aprovechó la oportunidad para enseñar a sus discípulos sobre la importancia de confiar en la voluntad de Dios, incluso cuando es difícil o va en contra de nuestros propios deseos.

La respuesta de Jesús suena dura, pero debido a la autoridad que tenía como Hijo de Dios, la magnitud de la obra redentora que estaba a punto de cumplir, al igual que su sabiduría divina para reconocer lo que realmente estaba aconteciendo con Pedro, es plenamente justificada. Debido a que jamás reuniremos ninguno de estos tres criterios, no debemos tomar la respuesta de Jesús como una plantilla de cómo responder a esta falacia palabra por palabra.

No obstante, podemos derivar claves de cómo responder a esta falacia a partir del reconocimiento y la actitud de Jesús frente a la falacia. Por ejemplo, ante una embestida emocional, uno podría decir algo como: "Entiendo que te sientes apasionadamente convencido de esto, pero analicemos los hechos y razonemos esta decisión". Al reconocer las emociones de la persona mientras se dirige la conversación a un enfoque más racional sobre la realidad, es posible abordar sus preocupaciones aún sin dejar que las emociones anulen la razón ni dominen el diálogo.

Es importante ser respetuoso y no descartar por completo los sentimientos de la persona, a la vez que resistimos la tentación de comprometer una postura válida solo para aplacar las emociones de la otra persona.


1.5.23

El Logos Vs Las Falacias Lógicas (Parte VII)

En esta serie, estoy repasando diferentes falacias lógicas, usando pasajes de la vida de Jesús para observar ejemplos de estos argumentos y cómo responder a ellos. Las demás partes están aquí: Parte 1Parte 2Parte 3Parte 4Parte 5, Parte 6.

19- Falso Consenso

La Falacia del Falso Consenso — también conocida como el efecto del falso consenso o el sesgo del consenso — ocurre cuando uno asume que sus opiniones, creencias o valores son compartidos por la mayoría o son típicos de los de los demás.

Por ejemplo: "Todo el mundo sabe que el café hace daño, así que no debes beberlo".

En este ejemplo, la persona asume que todos comparten su creencia de que el café es malo para la salud y la usa para respaldar su argumento de que no debe beberlo. Sin embargo, es posible que no todos estén de acuerdo con esta creencia y no necesariamente la hace cierta. Y aún en el caso de que otros estuvieran de acuerdo, se cometería otra falacia, la del Vagón de Cola (si desea, puede leer la explicación anterior sobre esta falacia).

La falacia del Falso Consenso ocurre cuando una persona sobreestima el grado en que los demás están de acuerdo con ella, lo que lleva a creer que su punto de vista es más común o representativo de lo que realmente es. Debido a que se basa en una percepción sesgada de la prevalencia de las propias creencias en lugar de un análisis objetivo o razonado, no es una forma válida de argumentación.

En Juan 7:40-52, los líderes religiosos argumentan en contra de que Jesús sea el Mesías porque creen que la mayoría de las personas, incluidos ellos mismos, tienen la misma opinión de que el Mesías debe venir de Belén.

Jesús no aborda directamente esta falacia, pero la narración misma la refuta al revelar que los líderes religiosos ignoran los verdaderos orígenes de Jesús: "Pero dijeron: '¿Ha de venir el Cristo de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Cristo viene de la descendencia de David, y viene de Belén, la aldea donde estaba David?'" (Juan 7:41-42). Se demuestra que la suposición de los líderes religiosos de que la opinión de la mayoría se alinea con la suya es falsa, ya que Jesús de hecho nació en Belén, como fue profetizado.

Jesús demuestra que una manera de responder a la falacia del Falso Consenso es señalar que el hecho de que la mayoría de la gente crea algo no lo convierte en verdad. En este caso, las personas que argumentaban en contra de Jesús confiaban en su propio entendimiento limitado de las Escrituras y en su suposición de que todos los demás creían lo mismo.

Sin embargo, Jesús pudo señalar que las Escrituras en realidad no afirmaban que el Mesías tenía que venir de Belén, y que sus suposiciones los estaban llevando a una conclusión falsa. Es importante examinar la evidencia y los hechos, en lugar de confiar en suposiciones o en las opiniones de otros.

Una forma de responder a esta falacia pudiera ser: "Entiendo que puedes sentir que todos comparten tu opinión sobre este tema, pero es importante recordar que el hecho de que un grupo de personas esté de acuerdo en algo no significa necesariamente que sea cierto o correcto. Necesitamos considerar los hechos y la evidencia antes de tomar una decisión bien informada. Así que concentrémonos en recopilar información y discutir diferentes perspectivas para llegar a una conclusión basada en la razón, en lugar de la suposición de que muchos otros apoyan un punto".

20- Súplica Especial

La Falacia de Súplica Especial (en inglés, “Special Pleading Fallacy”) ocurre cuando uno aplica un estándar o regla a otros pero crea una excepción para uno mismo o para su grupo sin la justificación adecuada. Implica aplicar diferentes estándares, reglas o principios a situaciones o individuos similares sin proporcionar una razón válida para la discrepancia.

Por ejemplo:

A: "Nunca se debería comer pastel, ya que no es saludable".

B: "Pero tú comiste pastel en la fiesta de la semana pasada".

A: "Eso es diferente, porque yo estaba celebrando una ocasión especial".

Esta es una Falacia de Súplica Especial porque la persona A está creando una excepción para sí misma sin proporcionar una razón válida para la excepción.

En esencia, esta falacia ocurre cuando alguien intenta eximir a un caso o una persona en particular de los criterios que generalmente aplicarían, a menudo para defender una posición favorecida o para justificar un doble estándar. Obstaculiza el pensamiento crítico y el debate productivo, ya que promueve la aceptación acrítica de excepciones y dobles estándares sin considerar la evidencia real ni una justificación detrás de la diferenciación.

Un ejemplo de Jesús respondiendo a una falacia de Súplica Especial se puede encontrar en Mateo 23:23-24. En este pasaje, Jesús reprende a los fariseos por descuidar la justicia, la misericordia y la fidelidad mientras se enfocan en diezmar la menta, el eneldo y el comino.

Los fariseos eran culpables de súplicas especiales porque enfatizaban selectivamente ciertos aspectos de la ley mientras ignoraban otros que eran igualmente importantes. Estaban usando las reglas desarrolladas por ellos mismos para justificar sus acciones, descuidando los asuntos más importantes. De esta manera, pretendían imponer reglas sobre todos, pero se creaban excepciones particulares convenientes con respecto a las demandas más significativas de la ley.

Para responder a una falacia de Súplica Especial, se puede señalar la inconsistencia o el razonamiento selectivo del argumento. En este caso, Jesús destacó el descuido de los fariseos en cuanto a la justicia, la misericordia y la fidelidad como evidencia de su fracaso en cumplir con las normas de la ley de Dios, a pesar de su énfasis en el diezmo.

También se pueden pedir normas claras y consistentes que se apliquen por igual a todas las situaciones e individuos, en lugar de aplicar reglas selectivamente a ciertos grupos o situaciones. Al hacerlo, uno puede ayudar a garantizar que todos sean responsables de los mismos estándares y que nadie reciba un trato o privilegios especiales.

Basado en este ejemplo, uno podría responder diciendo algo como:

"Entiendo que tienes una conexión personal o interés en esta situación, pero eso no cambia los hechos ni la lógica en juego. No es justo hacer una excepción para tu caso sin justificación. Deberíamos aplicar los mismos estándares y reglas a todas las situaciones y personas, independientemente de los prejuicios o preferencias personales que pudieran existir."

21- Costo Irrecuperable

La falacia del Costo Irrecuperable ocurre cuando uno continúa un esfuerzo basado en la inversión pasada de recursos, como tiempo, dinero o esfuerzo, en lugar de evaluar la situación actual de manera objetiva. Ocurre cuando alguien continúa un curso de acción, proyecto o inversión debido a la cantidad que ya se ha invertido, incluso si la elección más adecuada sería descontinuar o cambiar el curso de acción en función de las circunstancias presentes y las perspectivas futuras.

Un ejemplo de esta falacia pudiera ser continuar invirtiendo dinero en una empresa comercial fallida solo porque ya se ha invertido mucho dinero en ella, a pesar de la evidencia de que es poco probable que tenga éxito. Otro ejemplo podría ser una persona que continua reparando un automóvil viejo que se descompone constantemente y gasta más dinero en él de lo que el auto vale, en lugar de aceptar la pérdida e invertir en otro automóvil nuevo y más confiable.

Para evitar esta falacia, es esencial reconocer que las inversiones pasadas son irreversibles y no deberían influir en las decisiones futuras, y evaluar las opciones en función de la calidad de la evidencia y la solidez del razonamiento, en lugar de un apego emocional e irracional a los costos irrecuperables.

Un ejemplo de Jesús respondiendo a la falacia del Costo Irrecuperable se puede ver en la historia del joven rico de Mateo 19:16-30. El joven rico le pregunta a Jesús qué debe hacer para heredar la vida eterna, y Jesús le dice que guarde los mandamientos. El joven responde que ha guardado todos los mandamientos, pero luego pregunta qué más debe hacer. Jesús le responde que debe vender todas sus posesiones, se las dé a los pobres y lo siga. El joven se va triste porque no estaba dispuesto a renunciar a sus posesiones.

Podemos suponer que el joven rico había invertido mucho tiempo y esfuerzo en adquirir sus riquezas, o que se esforzó guardando ciertas relaciones familiares o íntimas que le dieron acceso a esas riquezas. A pesar de que esos esfuerzos no lo habían acercado a su curiosidad de heredar la vida eterna, no podía concebir abandonar lo que ya se había invertido. Jesús enseñó que seguirlo a él como único medio para alcanzar la vida eterna era más valioso que cualquier posesión o éxito mundano, sin importar cuánto se haya invertido en ellas.

Cuando se tiene en frente una falacia de Costo Irrecuperable, es importante considerar el valor actual y futuro de una decisión, en lugar de centrarse únicamente en inversiones pasadas. Al sopesar los costos y beneficios de una decisión en el momento presente, uno puede evitar caer en la trampa de la falacia del costo irrecuperable y tomar una decisión más informada.

Una forma de responder a esta falacia pudiera ser: "Entiendo que has invertido mucho tiempo, esfuerzo y recursos en X, pero debemos basar nuestras decisiones en su valor actual y futuro, en lugar de lo que ya se ha gastado. Continuar con él solo porque hemos invertido tanto en él puede no ser el mejor curso de acción si ya no es viable ni rentable. Debemos evaluar sus posibles resultados y considerar opciones alternativas para aprovechar al máximo nuestros recursos."


27.4.23

El Logos Vs Las Falacias Lógicas (Parte VI)

En esta serie, estoy repasando diferentes falacias lógicas, usando pasajes de la vida de Jesús para observar ejemplos de estos argumentos y cómo responder a ellos. Las demás partes están aquí: Parte 1Parte 2Parte 3Parte 4, Parte 5.

16- Apelación a la Ignorancia

La falacia de Apelación a la Ignorancia, también conocida por su nombre en latín Argumentum Ad Ignorantiam, ocurre cuando uno afirma que una proposición debe ser cierta solo porque no se ha demostrado que sea falsa, o viceversa.

Por ejemplo, alguien podría argumentar que ciertas hierbas pueden tratar el cáncer de manera efectiva, solo porque no existe evidencia de que no puedan hacerlo. Esta es una Apelación a la Ignorancia porque pretende demostrar la veracidad de la afirmación desde una ausencia de evidencia que contraríe una afirmación.

Esta falacia asume que si algo no ha sido probado como verdadero, debe ser falso, o si algo no ha sido probado como falso, debe ser verdadero. Este razonamiento es erróneo porque la falta de evidencia o conocimiento no implica necesariamente nada sobre la verdad o falsedad de una afirmación. En última instancia, la Apelación a la Ignorancia es intelectualmente deshonesta, porque se centra en una supuesta ausencia de evidencia o conocimiento, en lugar de un análisis racional y una evaluación cuidadosa de la afirmación o el asunto en cuestión.

En Mateo 16:1-4, los fariseos y saduceos se acercaron a Jesús y le pidieron que les mostrara una señal del cielo como prueba de su autoridad. Su Apelación a la Ignorancia, que bien podría calificarse como su falta de voluntad para aceptar la evidencia que ya estaba presente, no era un argumento válido.

Jesús respondió: "Al llegar la noche, ustedes dicen: “Va a hacer buen tiempo, porque el cielo está rojizo.” Por la mañana, ustedes dicen: “Hoy habrá tempestad, porque el cielo está rojizo y nublado.” ¡Bien que saben distinguir el aspecto del cielo, pero no pueden distinguir las señales de los tiempos! La generación mala y adúltera demanda una señal, pero no recibirá más señal que la del profeta Jonás.”

Aquí vemos que una forma de responder a la falacia de la Apelación a la Ignorancia es proporcionar evidencia o conocimiento que contradiga el argumento de la ignorancia. En lugar de proporcionar una señal, según las exigencias que imponían sobre él, Jesús responde afirmando que no han sabido interpretar las señales de los tiempos, los cuales movían la historia de redención hacia su consumación en su muerte y resurrección. En otras palabras, da a entender que están ignorando deliberadamente la evidencia que ya se les estaba siendo presentado, y los desafía a usar su propio juicio y comprensión para discernir la verdad.

En esencia, la mejor manera de responder a una apelación a la falacia de la ignorancia es enfocarse en evidencia o conocimiento que cuestione las suposiciones que subyacen a la falacia y fomente el pensamiento crítico y el juicio independiente. Por ejemplo:

"Entiendo que no tienes ninguna evidencia para respaldar tu afirmación, pero el hecho de que no sepamos algo con seguridad no significa que podamos asumir que lo contrario es cierto. Debemos basar nuestras afirmaciones en la evidencia, no en la falta de evidencia."

17- Falsa Equivalencia

La falacia de la Falsa Equivalencia ocurre cuando uno asume incorrectamente que dos cosas son iguales simplemente porque comparten una característica común cuando, de hecho, tienen diferencias importantes o no son directamente comparables.

Anteriormente hablamos de la falacia de la Falsa Analogía, en la que se usa una analogía para sacar una conclusión, pero la analogía es defectuosa o no es lo suficientemente comparable como para respaldar la conclusión. Por otro lado, la Falsa Equivalencia es una falacia en la que dos cosas se representan como iguales o comparables, pero no lo son.

Por ejemplo, el hecho de que tanto el azúcar como la sal sean sustancias granuladas que se añaden a los alimentos no significa que sean igualmente perjudiciales para la salud. En realidad existe una diferente serie de circunstancias, aplicaciones, y raciones recomendables entre estos dos. Esta sería una falacia de Falsa Equivalencia porque presenta dos cosas como iguales cuando no lo son.

Otro ejemplo: Decir que comer comida chatarra es tan malo como fumar cigarrillos porque ambos no son saludables. Esta también es una falacia de Falsa Equivalencia porque aunque ambos pudieran no ser saludables, el grado y tipo de daño causado por fumar suele ser mucho más severo que aquel causado por comer comida chatarra.

Esta falacia consiste en colocar dos cosas como iguales, a menudo con la intención de minimizar o descartar sus diferencias, sin proporcionar pruebas o razonamientos adecuados para justificar tal equivalencia. La Falsa Equivalencia se basa en comparaciones demasiado simplificadas o engañosas en lugar de un análisis y evaluaciones racionales, lo que la convierte en una forma de argumentación lógicamente inválida.

En Mateo 12:1-8, los fariseos critican a los discípulos de Jesús por recoger grano en sábado, argumentando que hacerlo equivale a quebrantar la ley. Intentan equiparar una necesidad básica de sustento con un desprecio deliberado por los mandamientos de Dios.

Jesús refuta esta falacia recordando la historia del rey David comiendo el pan consagrado en el templo cuando tenía hambre: "¿No han leído ustedes lo que hizo David, cuando él y sus acompañantes tuvieron hambre? ¡Pues entró en la casa de Dios y comió los panes de la proposición! Panes que ni a él ni a sus acompañantes les estaba permitido comer, sino solamente a los sacerdotes. (Mateo 12:3-4). 

Jesús demuestra que la comparación de los fariseos es errónea y que satisfacer las necesidades básicas no constituye necesariamente una violación de la ley del sábado, y respondió señalando la Falsa Equivalencia implícita en su argumento, diciendo que los sacerdotes en el templo "profanan el sábado y son irreprensibles".

Para responder a una falacia de Falsa Equivalencia, es importante señalar las diferencias entre las dos cosas que se equiparan y explicar por qué no se pueden comparar de la manera que sugiere el argumento. En este caso, Jesús señaló que había una diferencia entre sus discípulos que recogían grano para comer por necesidad y los sacerdotes que trabajaban en el templo para cumplir con sus deberes. Al hacerlo, mostró que el argumento de los fariseos no era válido y que su acusación no tenía fundamento.

Por ejemplo, se pudiera responder a esta falacia así: "Entiendo tu punto, pero no podemos equiparar dos cosas que son fundamentalmente diferentes entre sí. Pueden compartir algunas similitudes, pero las diferencias entre ellas son demasiado significativas como para pretender que una sea idéntica a la otra".

18- Falacia del Apostador 

La Falacia del Apostador, también conocida como la falacia de Montecarlo o la falacia de la Madurez de las Posibilidades, ocurre cuando uno cree erróneamente que los eventos pasados pueden influir en eventos futuros independientes.

Un ejemplo simple de la Falacia del Apostador podría ser una persona que está lanzando una moneda, y dice: "He sacado cara cinco veces seguidas, así que el próximo lanzamiento debe ser cruz". Esto supone que los lanzamientos anteriores tienen algún efecto en el lanzamiento siguiente, lo cual no es cierto ya que cada lanzamiento es un evento independiente de los anteriores.

Esta falacia se basa en un malentendido de la probabilidad y la independencia de los eventos aleatorios. A menudo surge en el contexto de procesos aleatorios o basados en el azar, como lanzar una moneda o tirar un dado, donde se cree erróneamente que los resultados pasados pueden influir en la probabilidad de resultados futuros.

Un ejemplo de Jesús respondiendo a la Falacia del Apostador se puede encontrar en Lucas 12:13-21, donde un hombre le pide a Jesús que intervenga en una disputa de herencia familiar. Jesús responde contando una parábola sobre un hombre rico que, después de una abundante cosecha, planea construir graneros más grandes para almacenar su riqueza y vivir una vida cómoda. Sin embargo, Dios le dice que su vida le será exigida esa noche, y toda su riqueza acumulada será en vano.

Esta parábola puede verse como una respuesta a la Falacia del Apostador, la cual supone que debido a que un evento en particular ha ocurrido antes o porque se cumplen ciertas condiciones, con seguridad continuará en el futuro de manera continua, cuando en realidad eta probabilidad es fugaz y, en última instancia, sin sentido en el gran esquema de las cosas.

El hombre rico de la parábola asumió que debido a que tenía una cosecha abundante y mucho grano, tendría muchos años para continuar disfrutando de su riqueza, pero estaba equivocado.

Basado en este ejemplo, para responder a la falacia del Apostador, uno puede usar una línea de razonamiento similar a la de Jesús en la parábola: solo porque algo haya sucedido antes o se cumplan ciertas condiciones, no significa necesariamente que en el futuro ocurrirá un resultado esperado. Es importante tener en cuenta el momento presente con humildad, confiando solo en la providencia y sabiduría de Dios, y no asumir que el futuro será de cierta manera en función de eventos pasados ni circunstancias actuales.

Una forma de responder a esta falacia pudiera ser: "Entiendo que pienses que el resultado cambiará en función de los resultados anteriores, pero en realidad la probabilidad no funciona así. Cada resultado es independiente del anterior, por lo que los resultados anteriores no afectan la probabilidad del siguiente resultado. Por lo tanto, es importante basar las decisiones en la probabilidad real, en lugar de creer que los resultados pasados influyen en los resultados futuros".


24.4.23

El Logos Vs Las Falacias Lógicas (Parte V)

En esta serie, estoy repasando diferentes falacias lógicas, usando pasajes de la vida de Jesús para observar ejemplos de estos argumentos y cómo responder a ellos. Las demás partes están aquí: Parte 1Parte 2Parte 3, Parte 4.

13- Composición

La Falacia de Composición ocurre cuando se asume que una característica o propiedad de las partes de un todo debe aplicarse al todo mismo. En otras palabras, supone que lo que es cierto para las partes individuales de un todo debe serlo también para el todo mismo.

Aquí un ejemplo de una Falacia de Composición:

Una persona piensa que dado que cada miembro individual del equipo es hábil y experimentado, el equipo en su conjunto se desempeñará a un nivel excepcional. Sin embargo, el hecho de que cada miembro sea fuerte individualmente no significa que necesariamente trabajarán bien juntos ni tampoco que lograrán el resultado deseado como equipo. En esta falacia, los atributos de las partes individuales se atribuyen falsamente al todo.

Esta falacia involucra la generalización errónea de características o propiedades individuales a todo el grupo o sistema, sin proporcionar evidencia o razonamiento adecuado para justificar esta inferencia. Se basa en un salto lógico defectuoso que equipara las propiedades individuales con las propiedades del todo, mientras ignora las posibles diferencias o interacciones que pueden ocurrir cuando se combinan las partes.

Un ejemplo de cómo Jesús respondió a una Falacia de Composición se puede encontrar en Lucas 7:31-35. En este pasaje, Jesús es criticado por los fariseos y los expertos en la ley por pasar tiempo con pecadores y recaudadores de impuestos. De esta manera, cometen una falacia al suponer que, dado que Jesús se asocia con pecadores, el grupo en general es de pecadores, incluyendo a Jesús.

Jesús responde señalando la inconsistencia en su argumento, diciendo que también critican a Juan el Bautista por ser demasiado estricto y no asociarse con nadie, incluidos los pecadores. Señala que ni él ni Juan se ajustan a las categorías estrechas que han creado, y que la verdad no puede reducirse a proposiciones simplistas de uno u otro.

La mejor manera de responder a una falacia de composición es señalar que el hecho de que algunos individuos o elementos de un grupo muestren ciertas características o comportamientos no significa que todos los miembros de ese grupo lo hagan. En el ejemplo citado, Jesús señaló la inconsistencia de sus críticos que lo acusaban de no encajar en sus nociones preconcebidas de lo que debería ser un líder religioso, al mismo tiempo que lo criticaban por asociarse con pecadores. Al resaltar la inconsistencia de su razonamiento, Jesús mostró que sus acusaciones no se basaban en un argumento lógico sólido sino en una generalización sin base en la verdad.

Por lo tanto, la mejor manera de responder a una falacia de composición es examinar la evidencia y evaluar cada elemento del grupo o argumento por sus propios méritos, en lugar de confiar en suposiciones o estereotipos sobre el grupo como un todo.

Se pudiera responder a esta falacia así: "El hecho de que algo sea cierto para una parte de un todo, no significa necesariamente que sea cierto para la totalidad. Las partes no definen el todo. Debemos considerar las características y cualidades individuales de cada parte y cómo se relacionan con el todo y entre sí, en lugar de hacer suposiciones basadas en una generalización injusta."

14- El Vagón de Cola

La falacia del Vagón de Cola — en inglés “Bandwagon Fallacy” — también conocida como Argumentum Ad Populum o apelación a la popularidad, ocurre cuando uno afirma que algo es verdadero o aceptable simplemente porque muchas personas lo creen o lo hacen. Dicho de otra manera, afirma que una proposición es verdadera o válida simplemente porque muchas personas la creen o la apoyan.

Por ejemplo: "Todos en nuestra ciudad están comprando el nuevo iPhone, por lo que debe ser el mejor teléfono del mercado". Aquí se asume que el iPhone es el mejor dispositivo solo porque muchas personas lo han adquirido. Sin embargo, la categoría “el mejor teléfono” debería ser probado por sus cualidades, como por ejemplo sus funciones, su utilidad, o su rendimiento, y no meramente por su popularidad.

Esta falacia asume que la opinión mayoritaria o la popularidad de una creencia o práctica es evidencia suficiente de su corrección. El argumento asume que algo es verdadero o bueno porque los demás lo están haciendo, sin proporcionar ninguna evidencia real o razonamiento para respaldar la afirmación.

En Juan 7:40-52, los líderes religiosos argumentan que Jesús no puede ser el Mesías porque la mayoría de las personas, incluidos los mismos líderes, no creen en él: "¿Ha creído en él alguna autoridad o fariseo? ¡No! Pero esto anatema la muchedumbre que no conoce la ley" (Juan 7:48-49).

Nicodemo, un fariseo, responde a esta falacia recordando a los líderes religiosos que no deben juzgar a nadie sin antes examinar la evidencia: "¿Juzga nuestra ley a un hombre sin antes escucharlo y saber lo que hace?" (Juan 7:51). Al hacerlo, Nicodemo enfatiza que la verdad no debe ser determinada por las creencias de la mayoría sino por el examen de los hechos y la evaluación de los méritos de un argumento.

Basado en este ejemplo, observamos que la mejor manera de responder a esta falacia es señalar que el hecho de que la mayoría o las personas con autoridad tengan una determinada creencia no significa necesariamente que sea verdadera. La verdad debe ser determinada por la evidencia y la razón, no por la popularidad ni la autoridad.

En el caso de Jesús, sus enseñanzas y milagros, el significado de sus propias palabras, y el cumplimiento de las profecías inspiradas acerca del Mesías otorgaban suficiente evidencia de su identidad, lo cual era más importante que las opiniones de aquellos líderes religiosos o de la población en general.

Un ejemplo de respuesta a esta falacia pudiera ser: "El hecho de que mucha gente crea o haga algo no significa necesariamente que sea correcto o verdadero. Debemos basar nuestras creencias y acciones en la evidencia y la razón, no en la popularidad ni en la presión social".

15- Causa Falsa

La falacia de la Causa Falsa, también conocida como “Cum Hoc Ergo Propter Hoc” (que en latín significa "con esto, por lo tanto debido a esto") o falacia de correlación-causalidad, ocurre cuando uno asume erróneamente que un evento debe ser la causa de otro evento simplemente porque ocurrieron juntos. En otras palabras, asume que debido a que dos eventos o variables están correlacionados o asociados, uno debe haber sido la causa del otro.

Anteriormente, hablamos sobre la falacia Post Hoc, la cual es diferente a la falacia de Causa Falsa. Ambas falacias involucran un error en el razonamiento causal, pero la falacia Post Hoc asume la causalidad basada en la sucesión temporal, mientras que la falacia de Causa Falsa asume la causalidad basada en la correlación.

Un ejemplo de esta falacia: "No sé por qué siempre estoy enferma cuando llueve. Debe ser por toda la construcción que se está llevando a cabo en la ciudad, la cual está causando toda la contaminación en el aire y es por eso que siempre me estoy resfriando". Mientras que es posible que la construcción esté causando contaminación, no se puede asumir que la lluvia es causada directamente por la construcción, ni tampoco que la lluvia esté causando el resfriado. Podría haber otros factores en juego que la enferman, como el cambio de temperatura o niveles de humedad, o bien factores biológicos en la persona que no tienen que ver con el ambiente.

Esta falacia confunde la correlación con la causalidad sin proporcionar evidencia ni razonamientos adecuados para establecer una relación causal directa. Se basa en la suposición de que la correlación por sí sola es suficiente para establecer la causalidad, mientras ignora otras posibles explicaciones o factores que podrían contribuir a la asociación observada.

Un ejemplo de Jesús respondiendo a una falacia de Causa Falsa se puede encontrar en Juan 5:1-15, donde Jesús sana a un hombre que había estado inválido durante 38 años. El hombre estaba esperando junto a un estanque llamado Betesda, donde la gente creía que un ángel descendería y agitaría las aguas, y el que entrara primero sería sanado. Cuando Jesús vio al hombre que yacía allí, le preguntó: "¿Quieres mejorar?" El hombre respondió: “No tengo a nadie que me ayude a entrar en el estanque cuando se agita el agua. Mientras trato de entrar, alguien más cae delante de mí”.

El hombre creía que su incapacidad para meterse en la piscina era la causa de su enfermedad, o por lo menos, la causa de que no fuera sanado. Sin embargo, Jesús no aceptó esta falacia de Causa Falsa y en su lugar realizó una curación milagrosa en él. Al hacerlo, Jesús mostró que la enfermedad del hombre no tenía que ver con su incapacidad para meterse en el estanque.

Para responder a una falacia de Causa Falsa, es importante examinar la evidencia y cuestionar cualquier suposición o correlación que se esté haciendo. En este caso, Jesús le preguntó al hombre si realmente quería ser sanado, y luego procedió a sanarlo sin necesidad del supuesto ángel en el estanque. Es importante no aceptar suposiciones como la causa de algo sin evidencia que lo respalde.

Para responder a una falacia de causa falsa, es importante considerar explicaciones alternativas y examinar la evidencia que las respalda o refuta. Si no hay evidencia creíble de una relación causal entre dos eventos, es mejor rechazar la afirmación hasta que se presente más evidencia.

Un ejemplo de respuesta a esta falacia pudiera ser: "Entiendo cómo podrías pensar que A causó B, pero debemos tener cuidado de no asumir la causalidad sin evidencia suficiente. El hecho de que A vino antes que B no significa necesariamente que A causó B. Podría haber otros factores en juego que debemos considerar antes de saltar a conclusiones sin justificación".

 

20.4.23

El Logos Vs Las Falacias Lógicas (Parte IV)

En esta serie, estoy repasando diferentes falacias lógicas, usando pasajes de la vida de Jesús para observar ejemplos de estos argumentos y cómo responder a ellos. Las demás partes están aquí: Parte 1Parte 2, Parte 3.

10- Falacia Post Hoc

La falacia Post Hoc, también conocida como "Post Hoc Ergo Propter Hoc" (que en latín significa, "después de esto, por lo tanto debido a esto") ocurre cuando uno asume que debido a que un evento ocurrió antes de otro evento, debe ser la causa de ella.

Aquí hay un ejemplo de una falacia Post Hoc:

"Después de que comencé a usar mis calcetines de la suerte, gané mis últimos tres juegos. Por esa razón, usar mis calcetines de la suerte es la razón por la que estoy ganando."

Este es un ejemplo de una falacia Post Hoc porque asume que dos eventos (usar calcetines de la suerte y ganar) están causalmente relacionados solo porque sucedieron juntos. Esta falacia ignora otros factores potenciales que podrían haber contribuido a la racha ganadora.

Es una forma de argumento inválida porque asume que debido a que el evento B sigue al evento A, el evento A necesariamente es la causa del evento B. Esta falacia confunde la correlación (eventos que ocurren juntos o en secuencia) con la causalidad (un evento que causa directamente a otro) sin proporcionar una adecuada evidencia o razonamiento para apoyar la relación causal.

En Juan 5:1-15, Jesús sana a un hombre en el estanque de Betesda en el día sábado. Los líderes religiosos condenan a Jesús por realizar este milagro en sábado, lo que implica que la curación del hombre solo fue posible porque Jesús violó el sábado y que, por lo tanto, la acción de Jesús fue incorrecta.

Jesús responde a esta falacia afirmando su autoridad divina sobre el sábado: "Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo" (Juan 5:17). Él desafía la suposición de que la sanación estuvo mal simplemente porque tuvo lugar en sábado, enfatizando que él es el Hijo de Dios y tiene autoridad sobre todas las cosas, incluso el sábado. Por tanto, no hubo tal violación de la ley, y por ende, la relación causal queda sin base alguna.

A partir de este ejemplo, podemos ver que la mejor manera de responder a una falacia Post Hoc es desafiar las suposiciones que subyacen al argumento y ofrecer una perspectiva más precisa y matizada. Al hacerlo, podemos ayudar a exponer la falacia y promover una mayor comprensión y claridad en nuestras conversaciones.

Una manera de responder a esta falacia pudiera ser: "Entiendo que podrías pensar que los dos eventos están relacionados, pero solo porque una cosa sucedió antes de la otra no significa que la causó. Podría haber otros factores en juego, y necesitamos analizar la evidencia de manera más crítica antes de tomar decisiones."

11- La Pista Falsa

La falacia de la Pista Falsa, también conocida como la falacia del Pez Rojo (del inglés “Red Herring”), ocurre cuando uno desvía la atención del tema principal al introducir un tema diferente e irrelevante. Al hacerlo, la persona que comete esta falacia está evitando abordar el argumento o problema original y, en cambio, creando una distracción.

Un ejemplo de esta falacia:

A: "Creo que deberíamos encontrar una solución para el problema de tirar basura en nuestro vecindario".

B: "Pero, ¿y qué pasará con las personas sin hogar en nuestra ciudad? ¿No deberíamos enfocarnos en proporcionarles hogares y recursos?”

En este ejemplo, la persona B está utilizando una falacia de Pista Falsa al desviar la conversación del tema original acerca de tirar basura, a un tema totalmente diferente.

Este tipo de argumentación puede ser engañosa porque puede distraer del punto real de la discusión. También puede ser manipulador porque puede buscar apelar a las emociones o prejuicios de la audiencia, en lugar de centrarse en los hechos y la evidencia presentados.

En Juan 9:1-41, los fariseos trataron de desacreditar la sanación milagrosa de Jesús de un hombre ciego de nacimiento enfocándose en el día de la semana en que tuvo lugar la sanidad. Argumentaron que era una violación del sábado y que Jesús no podía ser de Dios si quebrantaba la ley del sábado.

Sin embargo, Jesús no se distrajo por la falacia de la Pista Falsa y, en cambio, se centró en el milagro de sanidad del hombre. Les recordó que el sábado fue hecho para el hombre, no el hombre para el sábado, y que era mejor hacer el bien en sábado que hacer el mal.

Jesús también señaló su hipocresía al preguntarles por qué no se opusieron al hecho de que él había sanado la ceguera del hombre, sino que se centraron en el día de la semana en que sucedió. Desafió su legalismo de mente estrecha, revelando que no es más que una distracción, y mostró que la sanidad fue un acto de compasión y misericordia que trascendió las reglas legalistas que tenían instaladas.

Este ejemplo muestra la importancia de mantenerse enfocado en el tema principal y no distraerse con argumentos o detalles irrelevantes. La respuesta de Jesús nos ayuda a comprender que el verdadero espíritu de la ley es el de la compasión y la misericordia, y que las reglas y tradiciones legalistas no deben usarse para distraernos de los elementos más importantes, en este caso, las demostraciones de poder y autoridad que validaron al Mesías.

Un ejemplo de cómo responder a esta falacia pudiera ser: "Entiendo que quieras cambiar la conversación a un tema diferente, pero tratemos de mantenernos enfocados en el punto original. Traer temas no relacionados no aborda el asunto en cuestión y no nos ayuda a desarrollar el tema."

12- Pregunta Capciosa

La falacia de la Pregunta Capciosa, también conocida como Pregunta Compleja o Plurium Interrogationum, ocurre cuando se hace una pregunta que contiene una suposición injustificada o una premisa falsa. Es un argumento defectuoso porque, a modo de pregunta, introduce un tema o problema irrelevante para desviar la atención del argumento o problema original en cuestión.

Aquí hay un ejemplo simple de una falacia de Pregunta Capciosa: "¿Ya dejaste de hacer trampa en los exámenes?" Esta pregunta implica que la persona a la que se le pregunta ha estado haciendo trampa en los exámenes, sin ninguna evidencia que respalde tal afirmación. Es una Pregunta Capciosa porque asume la culpa y pone a la persona en una posición defensiva, obligándola a hablar desde una postura de probable culpabilidad.

Esta falacia distrae del punto central de una discusión o debate, confiando en la distracción y la confusión en lugar del análisis racional. A menudo logra confundir a la audiencia y les impide concentrarse en el razonamiento que se debe considerar. Al eludir los argumentos reales, esta falacia impide una comprensión bien informada del tema y socava la credibilidad de la persona.

En Mateo 22:15-22, los fariseos intentan atrapar a Jesús con una Pregunta Capciosa: "¿Es lícito pagar impuestos al César, o no?" (Mateo 22:17). Esperan poner a Jesús en un dilema, donde ofende a las autoridades romanas al oponerse al impuesto, o bien enajena al pueblo judío al apoyarlo.

Jesús responde a la pregunta capciosa pidiendo una moneda y luego preguntando de quién es la imagen y la inscripción. Cuando responden que es del César, hábilmente evita la trampa diciendo: "Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios" (Mateo 22:21). La respuesta de Jesús expone la premisa falsa de la pregunta y demuestra la importancia de distinguir entre el ámbito secular y el espiritual.

La respuesta de Jesús nos muestra que la mejor manera de responder a una falacia de Pregunta Capciosa es reformular la pregunta de una manera que exponga la suposición oculta o el sesgo detrás de ella. Al pedir una moneda, Jesús cambió el enfoque de la pregunta de un debate sobre impuestos a una pregunta más amplia sobre las obligaciones de uno hacia Dios y la sociedad.

Además, la respuesta de Jesús muestra que es importante mantenerse fiel a los valores y principios propios, incluso ante una Pregunta Capciosa. En lugar de distraerse por su engañosa táctica, Jesús se mantuvo firme en su mensaje de justicia y verdad, y convirtió la situación en una oportunidad de enseñanza.

Una posible forma de responder a esta falacia sería: "Me niego a responder a tu pregunta porque es una pregunta capciosa. Estás asumiendo algo que puede no ser cierto, y cualquier respuesta que dé solo servirá para reforzar tu suposición falsa. Por favor, reformula tu pregunta de una manera neutral que no contenga suposición ni sesgos".


17.4.23

El Logos Vs Las Falacias Lógicas (Parte III)

En esta serie, estoy repasando diferentes falacias lógicas, usando pasajes de la vida de Jesús para observar ejemplos de estos argumentos y cómo responder a ellos. Las demás partes están aquí: Parte 1, Parte 2.

7- Apelación a la Tradición

La falacia de Apelación a la Tradición, también conocida como Argumentum Ad Antiquitatem, ocurre cuando uno argumenta que algo es correcto o aceptable simplemente porque se ha hecho o creído durante mucho tiempo. No es válido como argumento porque afirma que el criterio para determinar que algo es bueno, correcto o verdadero es si se ha hecho o creído durante mucho tiempo.

Por ejemplo, alguien podría argumentar que lo único correcto es seguir usando libros en papel en lugar de lectores electrónicos porque los "libros reales" son una tradición que debemos honrar y preservar. Sin embargo, este argumento ignora el hecho de que los lectores electrónicos traen muchos beneficios, como la comodidad y la accesibilidad.

Esta falacia asume que las prácticas o creencias históricas son inherentemente superiores o válidas, sin proporcionar ninguna evidencia o razonamiento para respaldar su aceptación o uso continuo. Se basa en un apego sentimental al pasado más que en el análisis racional y la evaluación basada en la evidencia, lo que termina nublando el pensamiento racional y claro.

En Mateo 15:1-9, los fariseos confrontan a Jesús acerca de que sus discípulos no siguen la tradición de lavarse las manos antes de comer. Argumentan que Jesús y sus seguidores están violando las antiguas costumbres de sus antepasados.

Jesús responde desafiando la validez de esta apelación a la tradición, señalando que los mismos fariseos violan los mandamientos de Dios al adherirse a las tradiciones humanas: "Porque Dios ordenó: 'Honra a tu padre y a tu madre', y 'Quien insulte al padre o a la madre debe seguramente morirá.' Pero vosotros decís: 'Si alguien le dice a su padre o a su madre: 'Lo que tú hubieras ganado de mí es dado a Dios', no tiene por qué honrar a su padre.' Así que por causa de vuestra tradición habéis invalidado la palabra de Dios” (Mateo 15:4-6). Jesús expone la hipocresía de su argumento, demostrando que seguir la tradición por sí solo no es inherentemente virtuoso ni justificado. Más allá, señala que el apego a las tradiciones puede provocar que una persona vaya en contra de la verdad misma.

Jesús también desafía a los fariseos y escribas a proporcionar evidencia de que la tradición de lavarse las manos antes de comer es necesaria para la pureza espiritual. Demuestra que no hay evidencia bíblica para apoyar esta tradición, y por lo tanto es meramente una tradición humana. Al reducir el valor de la tradición y sacar a la luz la base real de la posición verdadera, Jesús muestra cómo responder mejor a este tipo de falacia lógica.

Otro ejemplo se puede encontrar en Lucas 5:36-39. Los fariseos y sus escribas le preguntaron a Jesús: "¿Por qué los discípulos de Juan ayunan y hacen oraciones a menudo, y lo mismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben?" (Lucas 5:33). Estaban cuestionando la novedad y validez de las enseñanzas y prácticas de Jesús en base a lo que antes había sido conocido y practicado.

En respuesta, Jesús les dio una parábola del vino nuevo y los odres viejos. Dijo: Nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se destruirán. Pero el vino nuevo debe echarse en odres nuevos. Y nadie después de beber vino añejo quiere vino nuevo, pero dice: 'El añejo es bueno'." (Lucas 5:37-39).

En esta parábola, Jesús está usando el ejemplo de prendas de vestir y odres nuevos y viejos para explicar que sus enseñanzas y caminos no pueden simplemente agregarse a las prácticas y creencias existentes de los fariseos. Argumenta que las viejas formas no pueden contener o apoyar las nuevas, y que las dos deben evaluarse de manera independiente.

Para responder a una apelación a la falacia de la Apelación a la Tradición, uno puede seguir el ejemplo de Jesús y desafiar la suposición de que algo es mejor o más valioso simplemente porque es antiguo o tradicional. De esta manera, se pudiera examinar la evidencia y los méritos de la idea o práctica por sí misma, sin dejarse llevar por su antigüedad o familiaridad. Es importante mantener la mente abierta y considerar tanto lo antiguo como lo nuevo, y evaluar cada idea o práctica en función de sus propios méritos y posibles defectos.

Una manera de responder a esta falacia pudiera ser: "El hecho de que algo se haya hecho de cierta manera durante mucho tiempo no significa necesariamente que sea la mejor o la forma correcta de hacerlo. Debemos evaluar las ideas y prácticas en función de sus méritos y si se alinean con nuestros valores y objetivos, no simplemente porque tienen una larga historia."

8- Apelación a la Autoridad

La falacia de Apelación a la Autoridad. también conocido como Argumentum Ad Verecundiam, ocurre cuando uno afirma que una afirmación es verdadera basándose únicamente en la autoridad de una persona o institución. Es un argumento inválido porque propone que una afirmación sea verdadera o válida simplemente porque una figura de autoridad o un experto la respalda. Se basa en la reputación o la posición de una figura de autoridad en lugar de un análisis racional y una evaluación basada en evidencia del reclamo en sí.

Un médico puede hacer una declaración como "Recomiendo este medicamento porque es lo que prescriben la mayoría de los médicos en nuestro campo". Este es un ejemplo de una falacia de Apelación a la Autoridad. En vez de razonar en base a los componentes y beneficios del medicamento en particular y en la condición que se desea prevenir o tratar, el enunciado solo descansa en la autoridad invocada.

Esta falacia supone que la experiencia o el estado de la figura de autoridad automáticamente valida la afirmación, sin considerar si la autoridad tiene conocimientos genuinos en el área relevante o si su opinión está respaldada por evidencia y buenos razonamientos.

En Mateo 21:23-27, Jesús se enfrenta a esta falacia cuando los principales sacerdotes y los ancianos cuestionan su autoridad: "¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te dio esta autoridad?" (Mateo 21:23). Intentan socavar las enseñanzas de Jesús exigiendo que proporcione una fuente autorizada para sus acciones. De manera implícita, están asumiendo que solo lo que proviene desde la autoridad religiosa establecida pudiera tener algún trazo de veracidad o valor.

En lugar de responder directamente a su pregunta, Jesús expone la falacia en su desafío al plantear una pregunta propia: "El bautismo de Juan, ¿de dónde vino? ¿Del cielo o del hombre?" (Mateo 21:25). Los líderes religiosos se encuentran en un dilema, ya que no pueden responder sin admitir la autoridad divina de Juan (que como consecuencia validaría a Jesús, ya que Juan dio testimonio de él) o enfrentar la ira de la gente que creía que Juan era un profeta. Incapaces de dar una respuesta, reconocen la derrota, y Jesús demuestra la debilidad de confiar únicamente en apelaciones a la autoridad.

A partir de este ejemplo, podemos ver que la mejor manera de responder a una falacia de Apelación a la Autoridad es cuestionar la autoridad que se cita y buscar evidencia para respaldar el reclamo. Cuando nos enfrentamos a esta falacia, podemos aplicar este enfoque haciendo preguntas y pidiendo evidencia para respaldar la afirmación que se hace.

Una manera de responder a esta falacia sería: "Si bien es importante considerar las opiniones de los expertos, también debemos evaluar sus argumentos en función de sus méritos y pruebas. El hecho de que alguien sea una autoridad en un tema no significa necesariamente que siempre tenga la razón, por lo que siempre debemos cuestionar y criticar sus afirmaciones antes de aceptarlas ciegamente".

9- Falsa Analogía

La falacia de la Falsa Analogía, también conocida como analogía defectuosa o analogía débil, ocurre cuando uno llega a una conclusión basada en una analogía que no representa con precisión la situación a la mano. Por lo general, esta falacia compara dos cosas que no son lo suficientemente similares para respaldar la conclusión que se extrae.

Asume que debido a que dos cosas comparten ciertas características o propiedades, también deben compartir otras propiedades, sin proporcionar evidencia adecuada ni razonamiento para justificar la similitud inferida. Aquí hay un ejemplo de una falacia de falsa analogía:

A: "Deberíamos legalizar la marihuana porque ya hemos legalizado el alcohol, y ambas son sustancias que alteran la mente".

B: "Esa es una analogía falsa. El hecho de que dos cosas tengan un efecto similar no significa que sean lo mismo. La marihuana tiene diferentes propiedades químicas y riesgos potenciales para la salud que el alcohol".

En este ejemplo, la persona A está haciendo una analogía falsa al equiparar la legalización de la marihuana con la legalización del alcohol. Si bien pueden tener algunas similitudes, no son lo mismo y no deben tratarse como tales. La persona B señala esta falacia al proporcionar evidencia de que son sustancias diferentes con propiedades y efectos diferentes.

La falacia de la Falsa Analogía se considera inválida porque se basa en similitudes superficiales para hacer un argumento persuasivo, mientras ignora las diferencias significativas que invalidan la comparación. Puede conducir a conclusiones engañosas, ya que fomenta una comprensión demasiado simplista de problemas y situaciones complejos.

En Juan 6:35-40, Jesús responde a una falacia de Falsa Analogía presentada por las personas que lo seguían. Estaban tratando de hacer una comparación entre Jesús y Moisés diciendo que así como Moisés había provisto pan del cielo para los israelitas en el desierto, Jesús debería hacer lo mismo.

Sin embargo, Jesús desafió su falsa analogía al señalar que no fue Moisés quien proporcionó el pan del cielo, sino Dios. Luego, Jesús pasó a ofrecer una perspectiva alternativa al decir que él era el Pan de Vida, y que cualquiera que viniera a él nunca más volvería a tener hambre ni sed. En otras palabras, la provisión que Jesús traería sería de una naturaleza tan superior al milagro que vio Moisés que no aplica en lo absoluto en sus estándares y requisitos.

A partir de este ejemplo, podemos ver que Jesús responde a las analogías falsas desafiando su validez y ofreciendo una perspectiva alternativa que se basa en la verdad y la sabiduría. No acepta la Falsa Analogía como un hecho, sino que expone los defectos de la comparación y ofrece una perspectiva más precisa y matizada.

Cuando nos enfrentamos a una falacia de Falsa Analogía, podemos seguir el ejemplo de Jesús al cuestionar la validez de la comparación y ofrecer perspectivas alternativas que desafíen la lógica defectuosa de la analogía. Al hacerlo, podemos promover una mayor comprensión y claridad en nuestras conversaciones y relaciones.

Por ejemplo, se pudiera responder a esta falacia así: "El hecho de que dos cosas compartan algunas similitudes no significa que sean iguales ni que tengan los mismos resultados. Es importante reconocer las diferencias y evaluar cada cosa por sus propios méritos".

13.4.23

El Logos Vs Las Falacias Lógicas (Parte II)

En esta serie, estoy repasando diferentes falacias lógicas, usando pasajes de la vida de Jesús para observar ejemplos de estos argumentos y cómo responder a ellos. Puede encontrar la primera parte aquí.

4- Falacia de la Pendiente Resbaladiza

La falacia de la Pendiente Resbaladiza (en inglés, "Slippery Slope Fallacy") afirma que un evento relativamente pequeño o insignificante conducirá inevitablemente a una serie de eventos extremos o progresivamente más significativos, sin proporcionar suficiente evidencia ni razonamiento lógico para justificar la cadena de consecuencias. En otras palabras, afirma que si ocurre el evento A, en última instancia conducirá a otro evento indeseable Z, aunque en realidad no haya una conexión directa ni probable entre los dos.

Un ejemplo simple de una falacia de la Pendiente Resbaladiza podría ser: "Si permitimos que los estudiantes tomen los exámenes más de una vez, entonces nunca aprenderán la importancia del trabajo duro y el estudio, y terminaremos con una generación de personas perezosas y con derechos".

Este argumento implica que permitir que los estudiantes vuelvan a tomar los exámenes conducirá inevitablemente a un resultado negativo, sin considerar otros posibles factores que podrían respaldar positivamente la motivación y la ética de trabajo de los estudiantes. Además, ignora que volver a tomar las pruebas podría haber sido una solución propuesta en respuesta a un entorno de prueba bastante difícil y posiblemente injusto.

La falacia de la Pendiente Resbaladiza generalmente se basa en la exageración, el miedo y la especulación en lugar del análisis racional y el razonamiento basado en evidencia. Al presentar el peor de los casos como el resultado inevitable de una acción o decisión en particular, tiene como objetivo persuadir a los demás apelando a sus emociones y preocupaciones, en lugar de participar en una discusión justa y lógica del tema en cuestión.

En Mateo 4:1-4, Jesús es tentado por Satanás en el desierto. Satanás trata de persuadir a Jesús para que convierta las piedras en pan sugiriendo que si no come, morirá de hambre y no podrá cumplir su misión; si no puede cumplir su misión, fracasará como el Mesías enviado por Dios; y si fracasa como el Mesías, su existencia no tendría sentido. Por lo tanto, según este argumento falaz, sería mejor para Jesús satisfacer sus apetitos físicos en ese momento en lugar de poner en riesgo toda su existencia. Este es un argumento de pendiente resbaladiza que se basa en la suposición de que no comer de inmediato tendrá consecuencias devastadoras para su misión redentora.

Jesús refuta esta falacia citando la Escritura: "No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4:4). Al hacerlo, Jesús enfatiza la importancia del sustento espiritual sobre las necesidades físicas inminentes y rechaza la premisa infundada del argumento de Satanás.

Otro ejemplo se puede encontrar en el Evangelio de Juan, cuando los judíos acusaron a Jesús de blasfemia porque decía ser el Hijo de Dios (Juan 10:30-33). Esta era una forma de la falacia de la pendiente resbaladiza, la cual sugiere que afirmar la divinidad de Jesús (la cual erróneamente asumió que era una afirmación falsa) podría conducir a un camino peligroso y sacrílego contra Dios.

Jesús respondió a esta falacia de la Pendiente Resbaladiza señalando la inconsistencia en su argumento. Les recordó el pasaje en sus propias Escrituras donde Dios se refirió a los jueces humanos como "dioses" (Salmo 82:6) y argumentó que si las Escrituras podían llamarlos dioses, cuánto más podría afirmar ser el Hijo de Dios (Juan 10:34-36).

Al hacer esto, Jesús expuso la naturaleza falaz de la Pendiente Resbaladiza y demostró cómo se basaba en una inconsistencia en su propio argumento, además del hecho de que también buscaba socavar la verdadera afirmación de Jesús. Se enfocó en presentar evidencia bíblica y razonamiento para apoyar su posición, y a la vez expuso su falso razonamiento.

Basado en el ejemplo de Jesús, podemos aprender que, al responder a la falacia de la Pendiente Resbaladiza, es importante identificar la inconsistencia del argumento y desafiarlo con evidencia y análisis razonable. También es importante mantener la calma y concentrarse en el argumento presentado, y evitar caer en el razonamiento falso o la posible manipulación emocional.

Además, es útil redirigir la conversación al tema en cuestión y presentar evidencia o análisis para respaldar nuestra posición. Al hacerlo, puede ayudar a promover una discusión justa y productiva que se base en hechos y razones, en lugar de razonamientos falsos o manipulación emocional.

Una manera de responder pudiera ser: "Entiendo tu preocupación, pero no está claro que una pequeña acción conduzca a consecuencias tan extremas. El hecho de que suceda una cosa, no significa necesariamente que seguirá una serie de eventos negativos. Centrémonos en las consecuencias reales de esta acción en lugar de quedar atrapado en lo que potencialmente podría suceder en el futuro".

5- Razonamiento Circular

El Razonamiento Circular, también conocido como Petitio Principii, petición de principio, o lógica circular, es una falacia en la que la conclusión se usa como evidencia del argumento en sí, y por tanto, se considera un argumento defectuoso. El argumento asume la verdad de lo que está tratando de probar, lo que da como resultado un ciclo de razonamiento que no proporciona nueva información ni evidencia para respaldar la afirmación. Carece de cualquier apoyo externo independiente, lo que hace que el argumento sea lógicamente inválido.

Aquí hay un ejemplo simple de una falacia de razonamiento circular:

"Sé que tengo razón porque siempre tengo razón."

Este argumento es circular porque usa la conclusión como parte de la premisa. La persona dice que siempre tiene razón porque entiende que siempre tiene razón. No hay evidencia externa ni razonamiento lógico para respaldar su afirmación, lo que la convierte en un argumento falaz.

Esta falacia crea la ilusión de un argumento bien fundado cuando, en realidad, no proporciona evidencia real ni justificación para la conclusión. No se involucra en una discusión justa y racional del tema en cuestión, ya que se basa en la repetición de la afirmación como evidencia de su veracidad, en lugar de presentar hechos nuevos o externos para respaldar el argumento.

En Juan 8:12-18, Jesús declara que él es la luz del mundo, y los fariseos cuestionan su afirmación, argumentando que su testimonio no es válido porque está dando testimonio de sí mismo. Básicamente, le acusan de estar diciendo "Yo soy la luz del mundo; por tanto, deben creer mi afirmación de que soy la luz del mundo." Implican que la afirmación de Jesús se basa en un razonamiento circular, ya que parece carecer de confirmación independiente.

Jesús responde a esta acusación diciendo: "Aunque doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque yo sé de dónde vengo y adónde voy, pero ustedes no saben de dónde vengo ni adónde voy". (Juan 8:14). Explica además que su testimonio es válido porque es confirmado por su Padre: "En vuestra Ley está escrito que el testimonio de dos personas es verdadero. Yo soy el que doy testimonio acerca de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí mismo. testificad de mí" (Juan 8:17-18). Al proporcionar una validación externa (el testimonio del Padre), Jesús refuta la acusación de Razonamiento Circular.

Al responder a esta falacia, es importante mantenerse enfocado en el tema en cuestión y no distraerse con el Razonamiento Circular. Si se mantiene enfocado en el problema, puede ayudar a promover una discusión justa y productiva que se base en la evidencia y la razón.

Una manera de responder a esta falacia sería: "Lo siento, pero estás usando tu conclusión como evidencia de tu premisa, que en realidad no prueba nada pues es circular. ¿Pudieras proporcionar evidencia o lógica más concreta para respaldar tu posición?"

6- Generalización Apresurada

La falacia de la Generalización Apresurada, también conocida como falacia de muestra insuficiente o conclusiones precipitadas, es una falacia que ocurre cuando se llega a una conclusión basada en evidencia insuficiente o en un tamaño de muestra demasiado pequeño. Se deduce una conclusión amplia basada en una muestra de evidencia limitada, no representativa o insuficiente.

Un ejemplo de esta falacia: Durante un partido de baloncesto, un jugador falla dos o tres tiros seguidos. Los fanáticos del equipo contrario comienzan a gritar: "¡No puede lanzar la pelota! ¡Ese jugador es terrible!" Esta es una falacia de Generalización Apresurada porque los fanáticos están llegando a una conclusión absoluta sobre la habilidad del jugador con base en una muestra pequeña de tiros fallados.

En otras palabras, esta falacia hace amplias generalizaciones sobre un tema sin considerar si la evidencia disponible es adecuada para respaldar tales afirmaciones. A fin de cuentas es intelectualmente deshonesta porque se basa en información incompleta o sesgada para sustentar una conclusión, sin tener en cuenta toda la gama de posibilidades o perspectivas. A menudo conduce a estereotipos, conceptos erróneos y juicios inexactos sobre personas, situaciones o tendencias.

En Lucas 13:1-5, Jesús aborda una creencia común de su tiempo: que aquellos que sufrían desastres o accidentes estaban siendo castigados por sus pecados. La gente asumía que las víctimas de tragedias eran más pecadoras que otras y merecían su destino.

Jesús desafía esta generalización precipitada preguntando: "¿Pensáis que estos galileos eran peores pecadores que todos los demás galileos porque padecieron de esta manera? No, os digo; si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente" (Lucas 13). :2-3). También menciona una torre que se derrumbó y mató a dieciocho personas, preguntando: "¿Piensas que fueron más culpables que todos los demás que habitaban en Jerusalén? No, te digo que si no te arrepientes, todos pereceréis igualmente" ( Lucas 13:4-5).

Jesús desacredita la Generalización Apresurada al enfatizar que la tragedia y el sufrimiento no son necesariamente indicadores de pecaminosidad ni castigo divino. En cambio, usa estos ejemplos para recordar a sus oyentes que todos necesitan arrepentimiento y transformación espiritual, y también la verdad de que generalmente hay situaciones muy específicas en juego cuando se trata de cada individuo.

Otro ejemplo de esta falacia se puede encontrar en Lucas 7:36-50. Un fariseo llamado Simón invita a Jesús a cenar con él. Una mujer conocida como pecadora se acerca a Jesús y le lava los pies con sus lágrimas, los seca con su cabello y los unge con perfume. Al hacer esto, Simón comete una generalización apresurada al suponer que ningún verdadero profeta de Dios permitiría tal proximidad con una mujer pecadora, sin tomar en consideración que esta mujer en particular estaba buscando el arrepentimiento y la lealtad al Señor.

Jesús responde a esta falacia con una parábola que ilustra la importancia de reconocer la profundidad del propio pecado y el poder del perdón: "Cierto prestamista tenía dos deudores. Uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no podían pagar , canceló la deuda de ambos. Ahora, ¿cuál de ellos lo amará más?" (Lucas 7:41-42). Jesús le enseña a Simón que no es prudente juzgar a alguien basándose en una comprensión limitada de su situación y, en cambio, debe centrarse en el poder transformador del perdón y el amor.

Los ejemplos de Jesús muestran que es importante mantenerse enfocado en el tema en cuestión y no desviarse por la Generalización Apresurada. Al reconocer la falacia y negarse a discutir un argumento inválido, uno puede mantenerse enfocado en discusiones claras y razonables.

Una manera de responder pudiera ser: "Puede que hayas tenido algunas experiencias con este tema, pero sacar una conclusión amplia basada en un tamaño de muestra limitado no es confiable. Sería más apropiado reunir una muestra más representativa antes de hacer una generalización sobre toda la población".

10.4.23

El Logos Versus Las Falacias Lógicas (Parte I)

Introducción

Los Evangelios, que narran la vida y las enseñanzas de Jesucristo, proporcionan una rica base para la sabiduría espiritual, moral y teológica. Además, ofrecen valiosos ejemplos sobre el arte del razonamiento lógico y la argumentación.

En varios casos, Jesús se encontró con falacias lógicas y, siendo el Logos eterno, responde de una manera magistralmente lógica. Su enfoque no solo evita las trampas de argumentos ilógicos e irracionales, sino que también se centra en los temas esenciales con una claridad ejemplar.

En este ensayo, pretendo explicar algunos tipos de falacias lógicas ilustradas con ejemplos de Jesús respondiendo a ellas. En cada sección, identifico y describo cada falacia, proporciono ejemplos de cómo Jesús responde a ellas y ofrezco consejos prácticos sobre cómo podemos enfrentarlas en nuestras conversaciones cotidianas.

Con este texto, tengo tres objetivos en mente: 1) Contribuir a una mayor comprensión y conciencia de las falacias lógicas presentes en nuestras conversaciones; 2) Observar cómo Jesús responde a ellas, repasando algunas de sus enseñanzas de gran valor eterno; y 3) Ofrecer consejos prácticos basados en estas observaciones para mejorar nuestra habilidad de mantener conversaciones claras, respetuosas y bien razonadas.

No pretendo afirmar que comprender argumentos lógicos sea lo único necesario para recibir y aceptar las verdades proclamadas por Jesús, incluyendo que es el Hijo de Dios, el Mesías prometido en las profecías de Israel, y que cargó con los pecados de todos los que serían redimidos por amor al mundo. Sin embargo, como se puede observar en los ejemplos citados, la incoherencia lógica suele ser un obstáculo para el razonamiento claro, incluyendo el entender la persona y obra de Cristo, lo cual es un requisito para la fe auténtica (ver Romanos 10:17).

Antes de abordar las falacias, también debo mencionar que las afirmaciones a las que Jesús respondía podrían clasificarse bajo varias falacias. Esto no se debe a una limitación en su clasificación, sino que revela la naturaleza de los argumentos falaces. En otras palabras, los argumentos falaces pueden ser inválidos por más de una razón.

A continuación, analizaremos las tres primeras falacias:

1- Falacia del Hombre de Paja

La falacia del Hombre de Paja ocurre cuando alguien tergiversa la posición o el argumento de un oponente para que sea más fácil de atacar. Es un argumento defectuoso porque distorsiona la posición de un oponente, y al final no responde a ella de manera honesta.

Aquí hay un ejemplo simple de una falacia de Hombre de Paja:

A: "No creo que debamos talar todos los árboles del parque para ese nuevo desarrollo".

B: "¿Entonces pretendes que la ciudad permanezca en la pobreza y nunca crezca? ¿Estás en contra del progreso?"

La respuesta de la persona B es una falacia del Hombre de Paja porque está tergiversando el argumento de la persona A. La persona A nunca dijo que estaba en contra del progreso ni el desarrollo; simplemente no estaba de acuerdo con talar todos los árboles del parque. La respuesta de la persona B es una representación exagerada e inexacta del argumento de la persona A, creando un Hombre de Paja que puede atacar. Este tipo de falacia se usa a menudo para hacer que el argumento contrario parezca irrazonable o extremo.

En lugar de abordar el argumento real o el problema en cuestión, la persona que comete la falacia del Hombre de Paja crea una versión más débil del argumento original, que luego es atacada y desacreditada. Esta táctica es engañosa, ya que desvía la atención lejos del argumento real y proyecta una falsa sensación de victoria al refutar un argumento que en realidad nunca se planteó.

En el Evangelio según Lucas, algunos de los fariseos y maestros de la ley acusaron a Jesús de quebrantar el sábado al sanar a un hombre con una mano seca (Lucas 6:6-11). Argumentaron que Jesús estaba violando el mandamiento del sábado al realizar obras en ese día, y por eso lo acusaron de ser un transgresor de la ley.

Jesús respondió a su acusación señalando primero la hipocresía de aquellos religiosos. Les preguntó si era lícito hacer el bien en sábado o hacer el mal, para salvar la vida o para destruirla (Lucas 6:9). Luego pasó a afirmar que estaba haciendo bien al sanar la mano del hombre y salvarle la vida, y que esto estaba de acuerdo con el verdadero significado del mandamiento del sábado.

Al hacer esto, Jesús expuso la falacia del Hombre de Paja en el argumento de los fariseos. Lo estaban acusando de quebrantar el sábado al realizar una obra, pero Jesús en realidad no estaba quebrantando el mandamiento del sábado en lo absoluto. En cambio, estaba cumpliendo el verdadero espíritu del mandamiento al hacer el bien y al ayudar a los demás.

Como se ve en el ejemplo de Jesús, la mejor manera de responder a la falacia del hombre de paja es señalar la tergiversación de una posición y aclarar lo que realmente es. Esto se puede hacer declarando claramente la verdad y señalando en qué se diferencia de la versión tergiversada presentada por el oponente.

Una manera de responder a esta falacia pudiera ser: "Entiendo que no estás de acuerdo con mi posición, pero siento que has caracterizado mal mi argumento. ¿Podemos centrarnos en abordar los puntos reales que he planteado, en lugar de atacar una versión distorsionada de mi argumento?”

2- Falacia de la Falsa Dicotomía

La falacia de la Falsa Dicotomía consiste en presentar solo dos opciones cuando, de hecho, existen más alternativas. Es un argumento erróneo porque presenta solo dos posibilidades como si fueran las únicas disponibles, cuando en realidad pudieran haber alternativas adicionales o matices que no se han considerado. Esta simplificación excesiva de un tema complejo conduce a una comprensión distorsionada del problema y puede obligar a las personas a tomar una decisión innecesaria o desinformada.

Un ejemplo simple de una falacia de Falsa Dicotomía:

A: "¿Quieres ir al cine esta noche o quedarte en casa?"

B: "No quiero ir al cine.” 

A: “Pues tendremos que quedarnos en casa".

La respuesta de la persona A sugiere que solo hay dos opciones disponibles: 1) ir al cine o 2) quedarse en casa. Esta es una Falsa Dicotomía porque puede haber otras opciones disponibles, como salir a comer o dar un paseo. La Falsa Dicotomía crea una sensación de opciones limitadas cuando en realidad puede haber otras opciones que podrían considerarse.

La falacia de la falsa dicotomía se considera intelectualmente deshonesta porque tergiversa la gama de opciones y posibilidades que pueden existir. Esta falacia se puede evitar reconociendo que la gran mayoría de preguntas probablemente tiene más de dos soluciones posibles.

En Juan 9:1-3, Jesús se encuentra con un ciego de nacimiento, y sus discípulos le preguntan: "Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?" (Juan 9:2). Los discípulos asumen que la ceguera del hombre debe ser el resultado de una de dos opciones: 1) su pecado, o 2) el pecado de sus padres.

Jesús refuta esta Falsa Dicotomía introduciendo una tercera opción: "No es que éste haya pecado, o sus padres, sino que las obras de Dios se manifiesten en él" (Juan 9:3). Al hacerlo, desafía su comprensión limitada de la situación y revela un propósito superior detrás de la ceguera del hombre. Más allá, revela el falso asumido de que dicha condición física necesariamente deba ser una consecuencia del pecado.

Otro ejemplo se encuentra en Marcos 2:15-17. Los fariseos le preguntaron a Jesús por qué estaba comiendo y bebiendo con recaudadores de impuestos y pecadores. Presentaron un dilema falso al implicar que Jesús podía 1) asociarse con pecadores, o 2) ser justo, pero no podía hacer ambas cosas.

En respuesta, Jesús dijo: "No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores". Rechazó el falso dilema y mostró que asociarse con pecadores no comprometía su justicia, sino que era parte de su misión de sanar y salvar a los que estaban perdidos.

La mejor manera de responder a la falacia de la Falsa Dicotomía es desafiar la suposición de que solo hay dos opciones mutuamente excluyentes. Uno puede hacer esto haciendo preguntas aclaratorias, señalando opciones adicionales o proponiendo una forma diferente de enmarcar el problema. En este caso, Jesús desafía la suposición de que uno debe elegir entre ser justo versus asociarse con pecadores. Al hacerlo, introduce una tercera opción, que es acercarse a los pecadores y ayudarlos a arrepentirse y venir a Dios, al mismo tiempo que se permanece andando en justicia. La justicia de Jesús no elimina su prerrogativa de extender gracia a los pecadores, por lo que no existe dicotomía ni contradicción absoluta entre estos enfoques.

Estos ejemplos ilustran cómo responder a una Falsa Dicotomía, señalando las opciones limitadas que presenta el oponente y demostrando que en realidad pueden haber otras alternativas o posibilidades. Esto se puede hacer identificando y expresando las otras opciones que no están incluidas en la falsa dicotomía y explicando por qué se deberían considerar.

Un ejemplo de cómo se pudiera responder a esta falacia pudiera ser: "Entiendo que estás presentando solo dos opciones, pero no es correcto asumir que esas son las únicas opciones disponibles. Puede haber otras alternativas que aún no hemos considerado. Exploremos todas las posibilidades antes de sacar conclusiones precipitadas".

3- Falacia Ad Hominem

La falacia Ad Hominem ocurre cuando se ataca el carácter o los motivos de un oponente en lugar de abordar el argumento en sí. Los argumentos Ad Hominem (del latín, "a la persona") critican o desacreditan el carácter, los motivos o los atributos personales de un individuo en lugar de interactuar con la sustancia de su argumento.

Este es un ejemplo de una falacia Ad Hominem:

A: "Creo que deberíamos ir a ver esa nueva película, tiene excelentes críticas".

B: "¿Por qué debería escucharte? Tienes un gusto terrible para las películas".

La respuesta de la persona B es una falacia Ad Hominem porque ataca el carácter de la persona A en lugar de abordar su argumento. En vez de discutir los méritos de la película, o las razones que se ofrecen para sugerirla, la persona B ataca el gusto cinematográfico de la persona A, lo cual es irrelevante en la discusión.

Este tipo de falacia intenta desacreditar a la persona que presenta el argumento sin lidiar con su argumento. Por esto, no es más que una distracción que busca socavar a la persona en lugar de responder a sus ideas o razonamientos, alejando la discusión del tema central e impidiendo una evaluación genuina del argumento que se presenta. En realidad, los rasgos de carácter de otra persona no dicen absolutamente nada sobre la validez o invalidez de sus afirmaciones.

En Lucas 11:14-20, Jesús echa fuera un demonio, y algunas personas en la multitud lo acusan de haberlo hecho por el poder de Beelzebú, el príncipe de los demonios. Al atacar el carácter de Jesús y sugerir que está aliado con las fuerzas de las tinieblas, intentan desacreditar sus acciones y enseñanzas.

En respuesta, Jesús expone la lógica defectuosa de su argumento: "Todo reino dividido contra sí mismo es asolado, y una casa dividida cae. Y si también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo permanecerá su reino?" (Lucas 11:17-18). Así, Jesús demuestra lo absurdo de su acusación, y al hacerlo refuta su ataque Ad Hominem.

Al concentrarse en el tema en cuestión y evitar la distracción del ataque personal, uno puede responder adecuadamente a una falacia Ad Hominem. Incluso, se podría reconocer el insulto personal, y luego redirigir la conversación al argumento real.

También podemos observar esta falacia en el Evangelio de Juan, cuando los líderes religiosos acusaron a Jesús de ser samaritano y tener un demonio (Juan 8:48). Este fue un claro ataque Ad Hominem, ya que estaban tratando de desacreditar las enseñanzas de Jesús al insultar su lugar de origen y su estado espiritual (además de que ambas acusaciones eran falsas).

Jesús respondió a este ataque Ad Hominem reconociendo su insulto, pero luego redirigiendo la conversación al argumento. Declaró que no tenía demonio, sino que honraba a su Padre y que quien guardaba su palabra no moriría jamás (Juan 8:49-51).

Al hacer esto, Jesús expuso la naturaleza falaz del ataque Ad Hominem y demostró que era irrelevante para el argumento frente a ellos. Se negó a participar ni a devolver el insulto personal y, en cambio, se centró en presentar sus enseñanzas y razonamientos para respaldar su posición.

Se pudiera responder a esta falacia de esta manera: "Entiendo que puedes estar en desacuerdo con mi perspectiva, pero atacarme personalmente no aborda el argumento real en cuestión. Centrémonos en discutir los hechos y la evidencia en lugar de recurrir a insultos o ataques personales".

Conclusión

Espero que al explicar estas tres falacias lógicas, acompañado de los ejemplos de las respuestas de Jesús, podamos aprender a identificar este tipo de argumentos fallidos. Más allá de solo identificarlos, también espero que hayamos podido observar cómo es posible responder a ellos sin engañarnos pensando que son argumentos válidos.

En la siguiente entrega, exploraremos otras tres falacias, junto con explicaciones y ejemplos similares.