27.4.23

El Logos Vs Las Falacias Lógicas (Parte VI)

En esta serie, estoy repasando diferentes falacias lógicas, usando pasajes de la vida de Jesús para observar ejemplos de estos argumentos y cómo responder a ellos. Las demás partes están aquí: Parte 1Parte 2Parte 3Parte 4, Parte 5.

16- Apelación a la Ignorancia

La falacia de Apelación a la Ignorancia, también conocida por su nombre en latín Argumentum Ad Ignorantiam, ocurre cuando uno afirma que una proposición debe ser cierta solo porque no se ha demostrado que sea falsa, o viceversa.

Por ejemplo, alguien podría argumentar que ciertas hierbas pueden tratar el cáncer de manera efectiva, solo porque no existe evidencia de que no puedan hacerlo. Esta es una Apelación a la Ignorancia porque pretende demostrar la veracidad de la afirmación desde una ausencia de evidencia que contraríe una afirmación.

Esta falacia asume que si algo no ha sido probado como verdadero, debe ser falso, o si algo no ha sido probado como falso, debe ser verdadero. Este razonamiento es erróneo porque la falta de evidencia o conocimiento no implica necesariamente nada sobre la verdad o falsedad de una afirmación. En última instancia, la Apelación a la Ignorancia es intelectualmente deshonesta, porque se centra en una supuesta ausencia de evidencia o conocimiento, en lugar de un análisis racional y una evaluación cuidadosa de la afirmación o el asunto en cuestión.

En Mateo 16:1-4, los fariseos y saduceos se acercaron a Jesús y le pidieron que les mostrara una señal del cielo como prueba de su autoridad. Su Apelación a la Ignorancia, que bien podría calificarse como su falta de voluntad para aceptar la evidencia que ya estaba presente, no era un argumento válido.

Jesús respondió: "Al llegar la noche, ustedes dicen: “Va a hacer buen tiempo, porque el cielo está rojizo.” Por la mañana, ustedes dicen: “Hoy habrá tempestad, porque el cielo está rojizo y nublado.” ¡Bien que saben distinguir el aspecto del cielo, pero no pueden distinguir las señales de los tiempos! La generación mala y adúltera demanda una señal, pero no recibirá más señal que la del profeta Jonás.”

Aquí vemos que una forma de responder a la falacia de la Apelación a la Ignorancia es proporcionar evidencia o conocimiento que contradiga el argumento de la ignorancia. En lugar de proporcionar una señal, según las exigencias que imponían sobre él, Jesús responde afirmando que no han sabido interpretar las señales de los tiempos, los cuales movían la historia de redención hacia su consumación en su muerte y resurrección. En otras palabras, da a entender que están ignorando deliberadamente la evidencia que ya se les estaba siendo presentado, y los desafía a usar su propio juicio y comprensión para discernir la verdad.

En esencia, la mejor manera de responder a una apelación a la falacia de la ignorancia es enfocarse en evidencia o conocimiento que cuestione las suposiciones que subyacen a la falacia y fomente el pensamiento crítico y el juicio independiente. Por ejemplo:

"Entiendo que no tienes ninguna evidencia para respaldar tu afirmación, pero el hecho de que no sepamos algo con seguridad no significa que podamos asumir que lo contrario es cierto. Debemos basar nuestras afirmaciones en la evidencia, no en la falta de evidencia."

17- Falsa Equivalencia

La falacia de la Falsa Equivalencia ocurre cuando uno asume incorrectamente que dos cosas son iguales simplemente porque comparten una característica común cuando, de hecho, tienen diferencias importantes o no son directamente comparables.

Anteriormente hablamos de la falacia de la Falsa Analogía, en la que se usa una analogía para sacar una conclusión, pero la analogía es defectuosa o no es lo suficientemente comparable como para respaldar la conclusión. Por otro lado, la Falsa Equivalencia es una falacia en la que dos cosas se representan como iguales o comparables, pero no lo son.

Por ejemplo, el hecho de que tanto el azúcar como la sal sean sustancias granuladas que se añaden a los alimentos no significa que sean igualmente perjudiciales para la salud. En realidad existe una diferente serie de circunstancias, aplicaciones, y raciones recomendables entre estos dos. Esta sería una falacia de Falsa Equivalencia porque presenta dos cosas como iguales cuando no lo son.

Otro ejemplo: Decir que comer comida chatarra es tan malo como fumar cigarrillos porque ambos no son saludables. Esta también es una falacia de Falsa Equivalencia porque aunque ambos pudieran no ser saludables, el grado y tipo de daño causado por fumar suele ser mucho más severo que aquel causado por comer comida chatarra.

Esta falacia consiste en colocar dos cosas como iguales, a menudo con la intención de minimizar o descartar sus diferencias, sin proporcionar pruebas o razonamientos adecuados para justificar tal equivalencia. La Falsa Equivalencia se basa en comparaciones demasiado simplificadas o engañosas en lugar de un análisis y evaluaciones racionales, lo que la convierte en una forma de argumentación lógicamente inválida.

En Mateo 12:1-8, los fariseos critican a los discípulos de Jesús por recoger grano en sábado, argumentando que hacerlo equivale a quebrantar la ley. Intentan equiparar una necesidad básica de sustento con un desprecio deliberado por los mandamientos de Dios.

Jesús refuta esta falacia recordando la historia del rey David comiendo el pan consagrado en el templo cuando tenía hambre: "¿No han leído ustedes lo que hizo David, cuando él y sus acompañantes tuvieron hambre? ¡Pues entró en la casa de Dios y comió los panes de la proposición! Panes que ni a él ni a sus acompañantes les estaba permitido comer, sino solamente a los sacerdotes. (Mateo 12:3-4). 

Jesús demuestra que la comparación de los fariseos es errónea y que satisfacer las necesidades básicas no constituye necesariamente una violación de la ley del sábado, y respondió señalando la Falsa Equivalencia implícita en su argumento, diciendo que los sacerdotes en el templo "profanan el sábado y son irreprensibles".

Para responder a una falacia de Falsa Equivalencia, es importante señalar las diferencias entre las dos cosas que se equiparan y explicar por qué no se pueden comparar de la manera que sugiere el argumento. En este caso, Jesús señaló que había una diferencia entre sus discípulos que recogían grano para comer por necesidad y los sacerdotes que trabajaban en el templo para cumplir con sus deberes. Al hacerlo, mostró que el argumento de los fariseos no era válido y que su acusación no tenía fundamento.

Por ejemplo, se pudiera responder a esta falacia así: "Entiendo tu punto, pero no podemos equiparar dos cosas que son fundamentalmente diferentes entre sí. Pueden compartir algunas similitudes, pero las diferencias entre ellas son demasiado significativas como para pretender que una sea idéntica a la otra".

18- Falacia del Apostador 

La Falacia del Apostador, también conocida como la falacia de Montecarlo o la falacia de la Madurez de las Posibilidades, ocurre cuando uno cree erróneamente que los eventos pasados pueden influir en eventos futuros independientes.

Un ejemplo simple de la Falacia del Apostador podría ser una persona que está lanzando una moneda, y dice: "He sacado cara cinco veces seguidas, así que el próximo lanzamiento debe ser cruz". Esto supone que los lanzamientos anteriores tienen algún efecto en el lanzamiento siguiente, lo cual no es cierto ya que cada lanzamiento es un evento independiente de los anteriores.

Esta falacia se basa en un malentendido de la probabilidad y la independencia de los eventos aleatorios. A menudo surge en el contexto de procesos aleatorios o basados en el azar, como lanzar una moneda o tirar un dado, donde se cree erróneamente que los resultados pasados pueden influir en la probabilidad de resultados futuros.

Un ejemplo de Jesús respondiendo a la Falacia del Apostador se puede encontrar en Lucas 12:13-21, donde un hombre le pide a Jesús que intervenga en una disputa de herencia familiar. Jesús responde contando una parábola sobre un hombre rico que, después de una abundante cosecha, planea construir graneros más grandes para almacenar su riqueza y vivir una vida cómoda. Sin embargo, Dios le dice que su vida le será exigida esa noche, y toda su riqueza acumulada será en vano.

Esta parábola puede verse como una respuesta a la Falacia del Apostador, la cual supone que debido a que un evento en particular ha ocurrido antes o porque se cumplen ciertas condiciones, con seguridad continuará en el futuro de manera continua, cuando en realidad eta probabilidad es fugaz y, en última instancia, sin sentido en el gran esquema de las cosas.

El hombre rico de la parábola asumió que debido a que tenía una cosecha abundante y mucho grano, tendría muchos años para continuar disfrutando de su riqueza, pero estaba equivocado.

Basado en este ejemplo, para responder a la falacia del Apostador, uno puede usar una línea de razonamiento similar a la de Jesús en la parábola: solo porque algo haya sucedido antes o se cumplan ciertas condiciones, no significa necesariamente que en el futuro ocurrirá un resultado esperado. Es importante tener en cuenta el momento presente con humildad, confiando solo en la providencia y sabiduría de Dios, y no asumir que el futuro será de cierta manera en función de eventos pasados ni circunstancias actuales.

Una forma de responder a esta falacia pudiera ser: "Entiendo que pienses que el resultado cambiará en función de los resultados anteriores, pero en realidad la probabilidad no funciona así. Cada resultado es independiente del anterior, por lo que los resultados anteriores no afectan la probabilidad del siguiente resultado. Por lo tanto, es importante basar las decisiones en la probabilidad real, en lugar de creer que los resultados pasados influyen en los resultados futuros".


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