9.3.11

La Carrera Inútil Hacia la Perfección

Ya les había dicho en mi escrito "Decisiones y Cambios" sobre algunas actitudes que he decidido abandonar. Allí les mencionaba que habían unos otros de los que no llegué a escribir. Aquí hablaré sobre otra de esas.

Esta no sorprenderá a nadie quien haya venido leyendo, ya que he mencionado este mal en otros escritos (Decadencia Urbana, Como Llegar a Ser Perfecto en 3 Simples Pasos, y otros).


La actitud se describe con el título de este post, y no debe confundirse con el perfeccionismo. Este último pienso que es el no descansar en una obra hasta que haya alcanzado un nivel en que se le pueda denominar como "perfecta".

En cambio, lo que me ocurría a mí es que tenía una idea de cómo algunas cosas serían si fuesen perfectas, y estaba tan convencido de que se debía alcanzar ese grado, que me frustraba y me paralizaba por la insatisfacción. Es decir, no era que estaba haciendo algo para lograr ser perfecto, todo lo contrario. Como reconocía que no había llegado a la perfección requerida, le restaba valor a todo lo que estuviera a mi alrededor, y me quedaba triste, a pesar de que no hacía mucho por cambiar la situación.

Suena como una locura, pero es fácil caer en una serie de sobre-expectativas sobre tu persona. Es el mensaje que te alimentan todos los medios vía distintos medios. El mejor es el que llega, el más talentoso, el más esto y lo otro.

La idea raíz de esta actitud es:

"Estoy compitiendo contra el mundo, así que tengo que ser perfecto."

Ahora, ya que he hecho cambio de mente (metanoia) con respecto a esto, he reemplazado aquella idea con esta otra:

"No puedo ser perfecto por más que lo logre, y no está mal, porque estoy mejorando día a día."

La diferencia es que la primera se enfoca en una meta muy alta, prácticamente inalcanzable. Mientras esa meta esté presente, siempre provocará que me enfoque en un lugar en donde no estoy. También se enfoca erradamente en un estado inerte, el de ser perfecto, que es distinto a mi estado inerte actual, el de ser imperfecto. Un estado inerte es aquel que no cambia, y por tanto era imposible cruzar el valle entre esos dos conceptos.

La segunda, en cambio, derrumba la grandiosa meta, y de hecho la anula y la ignora por completo. No es el objetivo. Se enfoca más bien en el proceso como una serie de pasos pequeños, las cuales puedo tomar bien o mal. No hay por qué sentirse mal por no haber alcanzado el estado de perfección si el paso que acabo de dar fue en buen sentido. Y si no lo fue, aún me queda la habilidad para corregir e intentar de nuevo.

Es la parte "porque estoy mejorando día a día" la que combate la objeción de que abandonar la perfección es un conformismo. No lo es, y la evidencia es que, aunque nunca llegaré a ser perfecto, pienso que hoy soy mejor que ayer.

¿Les ayuda esto? ¿Alguna sugerencia adicional?

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