27.5.07

Parte 5, Respuesta de Wilson (Cristiano)

De: Douglas Wilson

A: Christopher Hitchens

Parte 5


Me temo que tu argumento está enmarañado con mayores dificultades que la etnicidad del Samaritano, y por eso aquel asunto no debe obstruírnos más. Yo he estado pidiéndote una justificación para la moralidad, dado el ateísmo, y más que todo has respondido con aserciones de que los ateos pueden hacer lo que alguna gente llama decisiones morales. Bueno, seguro. Pero lo que he estado persiguiendo es una justificación racional que puedan ofrecer para determinar que una decisión sea "moral" y la otra "inmoral". Finalmente apelaste a la "solidaridad humana innata", una frase que dio paso a una serie de aguzadas preguntas de mi parte. En respuesta, ahora nos dices que tenemos una predisposición innata a ambos comportamientos, bueno y malo. Pero aún estamos atascados. Lo que quiero saber (todavía) es qué justificación tienes para decir que algunos comportamientos son "buenos" y otros "malos". Si ambos son innatos, ¿qué es lo que los distingue? ¿Estaría mal que tiremos una moneda? Con respecto a tu rebatida de que mi "talento para la complejidad innecesaria" simplemente me resulta en "la coexistencia de Dios con el mal", replicaré que prefiero tener a mi Dios y al problema de la maldad que tu no-Dios y "¿Maldad? ¡No hay problema!"

Luego de este número de entregas, ahora me siento cómodo en afirmar que te he colocado esta pregunta desde cada punto de la brújula y aún no he recibido siquiera algo que se asemeje a la semblanza de una respuesta. Sobre esta pregunta me siento tentado a citar a Wyatt Earp en la película Tombstone—"¿Vas a hacer algo, o sólo te quedarás ahí sangrando?"Pero creo que lo pasaré por alto. Earp no era muy parecido al Buen Samaritano.

Pero es interesante que la misma cosa te ocurre a ti cuando has ofrecido alguna justificación para confiar en la "razón". He notado tu cita de LaPlace en tu libro y estoy feliz de que lo hayas sacado a relucir acá. LaPlace creía que no estaba en necesidad de la hipótesis de un Dios, igual que tú, pero debes saber también que él sostenía su postura como un firme creyente en las mecánicas celestiales y terrenales. El era un determinista causal, lo cual significa que creía que cada elemento del universo en el presente era "el efecto de su pasado y la causa de su futuro".

Así que si LaPlace es la razón por la cual piensas que la creencia en Dios es ahora "opcional", esta apelación tuya en realidad se convierte en un asunto bastante divertido. Esta doctrina significa (aunque admisiblemente LaPlace se distrajo antes de que estas implicaciones le alcanzaran) que tú, Christopher Hitchens, no estás pensando en tus pensamientos y escribiéndolos porque sean verdaderos, sino porque la posición y la velocidad de todos los átomos del universo hace cien años lo exigían así. Y yo tampoco estoy pensando en mis pensamientos Cristianos porque sean la verdad de Dios, sino porque eso es lo que los químicos ensamblados en mi cabeza siempre provocan en esta condición y bajo esta temperatura. El "demonio de LaPlace" pudo haber calculado y predecido tus argumentos (y el número de palabras con que los escribirías) hace un siglo del mismo modo en que pudo haber calculado los niveles del agua de los charcos frente a mi casa— y pudo haberlo hecho utilizando las mismas fórmulas. Esto significa que tus argumentos y mis charcos son realmente el mismo asunto. Están al mismo nivel, si se quiere.

Si tomaras una botella de Mountain Dew y otra de Dr. Pepper [dos marcas de bebidas gaseosas - AR], los agitaras vigorosamente, y los colocaras sobre una mesa, no se le ocurriría a nadie preguntar cuál de las dos está "ganando el debate". No están debatiendo; están espumando. Tú te refieres al "lenguaje en que se escribe este argumento", y lo dices como si creyeras en un universo donde la argumentación es un concepto con significado. ¿Argumento? ¿Argumento? Yo no necesito tus "hipótesis sobre argumentos". Hombre, son sólo materia en movimiento.

Tú rechazas la idea de que la muerte de Jesús—la "tortura y muerte de un singular individuo en una zona lejana del Medio Oriente"—pudiera posiblemente ser la solución a las penas de nuestra brutal existencia. Cuando dije que Jesús es bueno para el mundo porque es la vida del mundo, simplemente lo tiraste a un lado. Dijiste, "No hay forma posible de que puedas "saber" esto. Tampoco puedes presentar evidencia alguna para ello."

Realmente pienso que puedo presentar evidencia por lo que sé. Pero la evidencia viene a nosotros como la comida, y por eso es que oramos antes de comerla. Y se supone que nos la comamos, no empujarla alrededor del plato—y si no damos las gracias, nunca sabe bien. Pero aquí hay un poco de evidencia para ti, en ningún orden en particular. La ingeniería de un tobillo. El sabor de la cerveza. El que Jesús se levantase de los muertos al tercer día, tal como dijo que lo haría. El cuello de una mujer. Las abejas jugueteando entre las flores. La habilidad de una bellota para manufacturar enormes robles a partir de lo que hallan en el aire y en la tierra. El perdón de los pecados. Las tormentas desde el Norte, de los que tienen rayos. La risa jovial (o bien espasmos diafragmáticos, para el ateo materialista). El océano nocturno con una luna llena. El blues del Delta. El pavo real que vive detrás de mi casa. La salida del sol, en color. El bautismo a los bebés. El placer de estornudar. El contacto visual. Sentir tus pies sacados del fango cenagoso, y puestos por siempre sobre la peña. Puedes decir que nada de esto te sabe bien. Pero supongamos que inclinaras tu cabeza y dieras las gracias por todo ello. Inténtalo de esa manera.

Dices que no puedes creer que la muerte de Cristo en la Cruz fuera la salvación para el mundo porque la idea es absurda. Yo he mostrado de varias formas que lo absurdo no ha descalificado un gran número de tus creencias actuales. Tu alabas a la razón hasta las alturas, pero no ofrecerás razones para tus estridentes e inflexibles juicios morales, ni por qué has denominado a ciertos procesos químicos como "argumentos racionales". Eso es absurdo ahora mismo, y sin embargo, ahí estás sosteniéndolo. Así que el que tú rechaces a Cristo porque es absurdo es como un hombre de un lado de la alberca que se rehusa a nadar del otro lado por el temor a mojarse. Dadas tus premisas, tendrás que derivar una razón diferente para rechazar a Cristo que las que tú actualmente usas.

Pero si te movieras en este sentido, revelarías los dos principios fundamentales del verdadero ateísmo. 1: No hay Dios. 2: Yo Lo odio.



-Douglas Wilson



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