17.1.07

Nuevo Pacto TRES: Conocimiento

"No tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciéndole: 'Conoce al SEÑOR,' porque todos Me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande,"
(Jeremías 31:34a)

Con este, llegamos al más largo componente del Nuevo Pacto, y también el más controversial. Mucha de la controversia en innecesaria pues yace en los asumidos del lector, que a su vez influyen en cómo entendemos los términos usados. En este escrito, mi meta es examinar esos asumidos y tratar de ofrecer un poco de claridad en referencia a las palabras usadas.

En la Iglesia actual, un asumido común es que en un día futuro, Dios nos concederá conocimiento de todas las cosas. El problema está en cómo entendemos la palabra "todas", es decir, ¿hasta qué punto nos concederá Dios el conocimiento? Algunos creyentes tienen una expectativa a un punto tan alto, que parecería que esperan ser omniscientes, una expectativa infundada por las Escrituras, y si somos estrictamente formales, puede llegar a ser comparada con el satánico deseo de "ser iguales a Dios". Aún así, parecería que no se conformarían con menos. Dicen que hasta que no sepamos todas las cosas (o sea, hasta que no seamos omniscientes), no hemos alcanzado aún lo que Dios tiene para nosotros.

Al leer el texto delante nuestro con este asumido en mente, se terminará negando la realidad del Nuevo Pacto para hoy día, haciendo una observación de que aún no sabemos todas las cosas, y por tanto no se ha cumplido. La pregunta realmente debe ser, ¿promete el Nuevo Pacto un conocimiento absoluto y universal de todas las cosas? Más adelante responderé a esta pregunta.

Otro asumido común es que en un tiempo futuro, todos los hombres, sin importar su condición salvífica, tendrán un conocimiento pleno de Dios. De nuevo, ¿promete el Nuevo Pacto tal cosa?

Uno de los errores hermenéuticos más fatales es el de universalizar algún texto sin que él mismo lo amerite. Si el texto dice "todos me conocerán", la mente carnal lee "todos los seres humanos del planeta tendrán omnisciencia", llevando el significado mucho más allá de lo que el texto mismo expresa.

Primeramente, la palabra "todos" en este contexto, ¿acaso significa "todos los seres humanos del planeta"? Absolutamente no. Noten, el Nuevo Pacto tiene un claro destinatario; es decir, el pacto se hace con un pueblo, y solamente con un pueblo. Hay quienes están dentro del pacto, y hay quienes están fuera. El significado formal de "pacto" requiere una delimitación; si fuese una promesa para todos los seres humanos universalmente, no se llamaría "pacto", sino una condición natural. De esta forma entendemos que este conocimiento es asegurado únicamente a los que están dentro del pacto.

Segundo, entendiendo que los recipientes de la promesa están delimitados, la frase "todos me conocerán" cobra un sentido mucho más comprensible... pero vayamos más lejos. ¿Acaso se promete un conocimiento pleno, absoluto, exhaustivo de la persona de Dios? Irónicamente, el Cristiano común afirma sin denuedo que tiene un "conocimiento personal de Cristo como su Señor", ¡pero a la vez niega que este conocimiento sea precisamente lo contemplado! Como reza un dicho, no pueden ver el bosque porque hay demasiados árboles frente a sus ojos.

El Nuevo Pacto jamás promete un conocimiento exhaustivo de Dios, sino que contempla precisamente el conocimiento que todo Cristiano común afirma tener: conocimiento salvífico a través del reconocimiento del Mesías. Todos dentro del Nuevo Pacto conocen al Señor, ya que el conocimiento salvífico es requisito para pertenecer al pueblo del pacto.

Esta comprensión a su vez se puede contrastar con el Antiguo Pacto, en el que se podía participar de sus beneficios aún sin un conocimiento de Dios, sino sólo por genealogías y cumplimiento de las ceremonias levíticas. Ojo: no estoy diciendo que el Antiguo Pacto resultaba en salvación (Heb 10:4), ya que la salvación no estaba contemplada en aquel pacto. El conocimiento de Dios podía venir luego de la participación en el pacto. En el Nuevo Pacto, el conocimiento salvífica llega antes de entrar en el pacto.

¿Será, entonces, que este componente no es en realidad una promesa? En la superficie, parecería de esta manera. Sin embargo, vemos que el conocimiento está incluído dentro de la promesa misma del pacto. Es decir, lo único prometido es el pacto. Es completamente aceptable que dentro del pacto hayan tanto promesas como asumidos.

Desde el punto de vista práctico, este conocimiento deberá reconfortar a todo aquel quien participa del pacto, ya que nos manifiesta que nuestra plena certeza de fe (Heb 10:22), la cual nos permite acercarnos a Su persona, no está fundada sobre conjeturas ni deseos al vacío, sino sobre una información certera de que somos suyos (lo que hablaba en el post anterior) y de que El nos ha perdonado (lo que hablaré en el siguiente).


Gozo en Su reposo,

A&R

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