28.6.06

Nuevo PODCAST... Metanoia :: Spa Mental

OK, esta es la historia . . . pasando inventario en mi cabeza, me he dado cuenta de que hay muchísimos audios con mi voz regados por el internet. Estaba pensando colocar un post con todos los links a los audios para compartirlos, pero se me ocurrió mejor crear un podcast con ellos, y así ir lanzándolos cada cierto tiempo.

Ahora bien, el podcast tendrá la misma estructura que este blog . . . en otras palabras, no habrá estructura ni objetivo. Así como este blog es solamente una recopilación personal de lo que pienso, de igual forma este podcast será una recopilación personal de lo que he hablado y grabado (exceptuando los de Santa Suburbia; esos permanecerán exclusivamente en su respectivo podcast, no hay por qué saturar). Hay cosas que he escrito en este blog con los que en este momento no estoy de acuerdo; exactamente lo mismo pasará con el podcast. Si alguien se siente en desacuerdo con algo que he dicho, especialmente en los audios más viejos, probablemente ahora yo esté de acuerdo con su desacuerdo; y por favor, pregúntenme antes de atacarme por algo dicho por mí acá, todos los hombres tenemos derecho a crecer y a cambiar (de hecho, por eso le puse el nombre a este blog "Metanoia", que en Griego significa "cambio de mente" o "transformación mental").

Por esta razón, no me interesa promover este podcast en ningún otro lugar que en este blog y directamente a mis amigos y hermanos.

Voy a poner audios en inglés y en español, y por el título y descripción de cada entrega podrán fácilmente identificar el idioma del contenido. Así, los que no entienden inglés pueden ignorar los que tengan títulos en inglés.

Mi intención será publicar una nueva entrega cada jueves. Trataré de publicarlos tan cronológicamente como me sea posible recordar.

Muy pronto colocaré los enlaces para suscribirse al podcast (Actualización: los enlaces para la suscripción están acá), pero por ahora, les dejo con la primera entrega de Metanoia :: Spa Mental (the podcast). Descripción:

Las 3 Cosas que Dios no Puede Hacer

Esta es una prédica que compartí hace unos tres años en mi congregación. La estructura completa fue sacada de algo predicado por Chuck Missler, aunque yo le di forma y busqué los versos de apoyo.

En ese momento escuchaba mucho a Missler, pero en estos momentos, difiero muchísimo de su doctrina. Digo esto porque en realidad ahora mismo no estoy de acuerdo con algunas cosas que he dicho acá. Tampoco favorezco mucho la estructura de esta prédica, ya que ahora tiendo más hacia lo exposicional, y no tanto al estilo inferido, buscando versos de apoyo hacia un entendimiento particular, como lo que se escucha acá.

Lo publico de todos modos porque creo que es valioso analizar (y que me analicen) de dónde he venido, para así crecer.



powered by ODEO

Gozo en Su reposo,

A&R

22.6.06

Cristianismo Hispano: Transcripción

He transcrito y traducido la conversación que tuve con Roderick Edwards para su podcast Comentarios del Reino, acerca del Cristianismo Hispano. Pueden encontrar la transcripción acá.

Si prefieren escuchar la conversación en inglés, pueden hacerlo desde mi post anterior.


Sus comentarios serán totalmente bienvenidos . . . gozo en Su reposo.

A&R

16.6.06

Cristianismo Hispano

Anoche tuve una conversación (en inglés) con Roderick Edwards de The Kingdom Come, para su podcast Kingdom Commentaries. El tema era sobre el Cristianismo Hispano, mayormente enfocándose desde la perspectiva del immigrante en los EEUU, y los retos que existen para lograr la unidad y el conocimiento de la victoria de Cristo.

Pueden escucharlo aquí:



Gozo en Su reposo,

A&R

13.6.06

La Eternidad Como Concepto Super-Cultural

Generalmente cuando señalamos al futuro, hacemos un gesto hacia delante nuestro, y cuando queremos significar nuestro pasado, señalamos hacia nuestra espalda. Hoy encontré este interesante estudio sobre la población andina de los Aymara. El estudio encontró que ellos lo hacen totalmente al revés; el futuro es señalado hacia su espalda, el pasado hacia su frente. Suena tan sencillo, pero incluso el teclearlo se me hace difícil. El "pasado hacia atrás" está tan enterrado en mi mente, que se me hace difícil considerar otra opción.

Este estudio postula, como conclusión, que nuestros conceptos del tiempo no son más que condicionamientos culturales. Nuestra crianza, entorno, costumbres, y quizás incluso expresiones idiomáticas, nos han condicionado a entender "hacia adelante con el futuro", al igual que lo contrario. La expresión "dejar el pasado atrás" nos resulta tan natural, que decir "el pasado adelante" nos suena a patología traumática.

Otra interesante observación es la diferencia entre como, por ejemplo, los dominicanos y mexicanos usamos la palabra "ahora" y la palabra "ahorita". Para el dominicano, "ahora" es igual a "este mismo momento", y "ahorita" es "dentro de un rato". El mexicano utiliza los mismos términos, pero para significar exactamente lo opuesto. Si le digo a un mexicano "te llamo ahorita", puede ser que se enoje, porque se quedará esperando que le llame inmediatamente (y los dominicanos sí que sabemos dejar a la gente esperando).

Si es cierto que nuestra conceptualización del tiempo es fruto de un condicionamiento cultural, entonces pudiéramos plantear, aunque quizás sólo como hipótesis, que la atemporalidad puede ser una de esas opciones. El hecho de que
actualmente no hayan culturas que lo asuman así no descarta la posibilidad. Pero yéndonos más lejos (hacia delante o hacia atrás, como usted lo entienda mejor), si lo que yo proponía en esta conversación sobre Cristianismo y cultura es cierto, esto es, que las verdades de la fe Cristiana están por encima - siendo base y fundamento - irónicamente dos palabras que insinúan "estar debajo", y no "encima" - de todas las culturas, esto pudiera insinuar algo sumamente revelador: las diferencias de concepción del tiempo son evidencia de la atemporalidad.

Me explico: para que hayan variaciones de sistemas similares, debe haber un punto de partida de donde nacen las variaciones, pues si no lo hubiera no serían variaciones, sino sistemas totalmente diferentes. Entonces, a menos que postulemos que hay una forma de entender el tiempo por encima del otro, lo cual en mi opinión sería sumamente excluyente y arrogante, debemos permitir la posibilidad de que todos parten de un punto central, donde "mañana" ni es delante ni detrás, donde "ahorita" no es en este momento
ni es después ni mucho más después. Justo en el centro, donde el tiempo no transcurre.

Entonces podemos decir que, así como las diferentes nociones de lo que fue, es y será parten del mismo Ser, el Dios Altísimo, de la misma manera lo que ocurrió, ocurre y ocurrirá está sujeto a quien no tiene ocurrencia, al que siempre ha sido.

Sé que esto suena sumamente difícil, pero en realidad no lo es, sino que es la impresión que da cuando uno habla de conceptos tan poco concretos como la cultura. En los siguientes tratados, intentaré hablar sobre implicaciones más prácticas de el entendimiento de la vida eterna ahora.

Gozo en Su reposo,

A&R

9.6.06

Eternidad en Nuestros Testimonios

Usualmente pensamos en nuestros testimonios como una serie de eventos sucesivos. "Estuve mal, luego creí, ahora estoy mejor (un poco)". El valor de un testimonio parece depender de la curva que crea esa sucesión de eventos. Es decir, si la curva va hacia arriba, con los eventos posteriores siendo más climáticos, más increíbles, más esplendorosos que los anteriores, entonces decimos que es un buen testimonio. Si el último evento de la lista es algo "malo", entonces pensamos que es un mal testimonio, o que el testimonio aún no tiene fin, hay que esperar a ver qué sucede . . . o en el peor de los casos, hay poca fe de parte del hermano, o está en pecado, algo malo hizo, algo así como lo que decían los "amigos" de Job.

Recuerdo que una vez tuve la osadía de pedir la palabra en la congregación para dar un testimonio. Me paré allí y anuncié a todos que había perdido mi trabajo, y que no tenía otro en vista, y que además mi esposa había perdido el bebé que esperábamos. Les dije a todos que me sentía feliz, en paz, porque sabía que mi felicidad no pendía de este ni de ningún otro evento, sino de la vida eterna que ya poseo. Aún recuerdo las caras del amado redil, no dijeron ni pío, no estaban seguros por qué hablaba de algo "negativo", cuando todo durante el servicio debe ser bonito, se supone, dicen ellos.

Para no dejarles despistados con lo que me sucedió, a las dos semanas ya tenía un trabajo mejor, y al año y 3 meses nació mi hijo Seth Elí. Dirás, "¡Oh, pues es un buen testimonio entonces!" Bueno, sí, pero no porque ocurrieron esas cosas al final. Yo entiendo que esas cosas son sólo manifestaciones en el plano temporal de lo que ES, el hecho de que Dios esté por mí, como hijo suyo que soy. Es como el hecho de saber que mi esposa me ama. El momento en que ella me da un beso no me confirma que ella me ama, pues yo ya sabía eso con certeza. El beso es simplemente una manifestación de lo que ya era un hecho. (Por supuesto, la analogía no corresponde perfectamente ya que mi esposa sí me empezó a amar un día, y Dios no empezó ningún día . . . pero esto lo desarrollo más adelante).

Entonces, vemos que cuando miramos atrás por el lente de la eternidad, se pinta una escena increíble, donde lo posterior no es sólo consecuencia, sino muchas veces hasta causa, de lo anterior, y la mayoría de las veces ninguna de las dos. La vida eterna no está atada a los "resultados", a las "consecuencias", sino más bien a la comunión eterna con el Altísimo.

Traigo este punto porque siento que la iglesia hoy se ha hecho esclavo del tiempo. Es decir, pasamos demasiado tiempo hablando sobre cómo Dios nos sacará adelante de alguna situación en que estamos viviendo, cómo Dios un día nos dará "el éxito", etc.. Con esto no estoy impugnando la fidelidad de Dios, para nada; lo que estoy diciendo es que ese no es el punto de la vida eterna ahora. Por supuesto, para los que niegan esta idea, y en cambio afirman una "entrada a la vida eterna" sólo después que nos morimos, consistentemente deben girar su vida en torno a esperar aquel momento preciado, su fecha de expiración.

Hace unos meses fui a varios servicios funerales de la partida de una querida hermana de la congregación. Mis condolencias fueron más por las teclas que por el habla, ya que en ambos servicios toqué el piano. Sin embargo, aunque no pretendo que por las emociones de un funeral todo lo que se diga sea teológicamente certero, me quedé asombrado con muchas de las cosas que la gente decía para consolar a los familiares: "ya ella está en la presencia de Dios", "ella está mejor que nosotros", "ahora entró en su vida eterna", "en estos momentos está recibiendo su recompensa" . . . ¿Seguro? ¿O sea que Dios es menos presente aquí, aún cuando El me adoptó como Su hijo por Su gracia, y vive en mí? ¿O sea que Dios nos salva para que pasemos por 70 u 80 años de cosas "menos mejores", para que sólo luego venga lo bueno de verdad? ¿O sea que en realidad no tengo la recompensa neo-pactual prometida a Israel, y que por tanto el Padre todavía no se ha olvidado de mis pecados? ¿O sea que el hecho de que el Padre se olvide de mis pecados, el poder habitar en Su presencia, y el andar en la voluntad y la soberanía Suyas depende de que mi corazón deje de latir? Si es así, ¡un ataque al corazón es la bendición más grande del mundo!

Me rehuso a pensar de esta manera, simplemente no me hace sentido en vista de lo preciosa que es mi comunión con Dios, y no me estoy refiriendo a un evento o secuencia de eventos en mi vida. Me refiero a mi paz y mi reposo en el Eterno, que nunca ha cambiado, aunque yo personalmente pueda estar agitado, nervioso, atemorizado. Cuando miro hacia El, me doy cuenta de que nunca se ha ido de mi lado, y en esas ocasiones en que he estado nervioso, enojado, atribulado, lo que sea, sé que esa Mano está ahí como siempre lo ha estado, aún en tiempos en que lo he querido ignorar, o cuando simplemente no estaba enterado. Como dijo alguien una vez, "si sientes que Dios está alejado, trata de ubicar en donde estás y por qué te fuiste de donde estabas, ya que El no ha sido quien se ha movido".

Me parece muy interesante que la mayoría de las personas quienes hablan de su testimonio usando el modelo "antes y después" (por ejemplo, "yo antes estaba triste, ahora estoy feliz", etc.) siempre hablan del "después" en contraste con el "antes". Es decir, su estado posterior es explicado en contexto y en contraposición del anterior, de modo que si el anterior no existiera, el posterior carecería de valor o impacto.

La razón por la que esto me parece tan interesante es porque usualmente se habla de la "vida vieja", "vida de antes", "cuando estaba en el mundo", como algo que queda olvidado, "ya nací de nuevo", "las cosas
viejas pasaron" (usando un verso que nada tiene que ver con dar testimonios). Sin embargo, irónicamente continúan hablando sobre su "vida vieja" en contraposición con la nueva. Por ejemplo, tengo un hermano querido que cada vez que tiene la oportunidad de hablar en su congregación, siempre saca a la luz la década que estuvo encarcelado "cuando estaba en el mundo, pero ya el Señor me sacó de todo eso, ya me puedo olvidar de eso", y en la siguiente oportunidad, vuelve a hablar de lo mismo. A fin de cuentas, nadie se olvida de eso.

¿Y por qué olvidarse? Si vivimos en la eternidad, significa que todo nuestro tiempo, absolutamente todo, aún lo que nos avergüenza, nos conduce/condujo/conducirá hacia el rostro de Dios. El proceso de nacimiento siempre lleva dolores de parto, que son tan significativos como el bebé que sale del vientre. Recuerdo en las dos ocasiones que estuve con mi esposa en la sala de parto, cada grito de dolor de ella era una señal de que todo estaba normal, de que estaba viva, de que la cosa iba avanzando. Si podemos verlo así, también podemos ver nuestra "vieja vida" como dolores de parto hasta que entramos en la "nueva", en el "nuevo nacimiento".

Todo esto para postular que, aunque nos sería imposible relatar nuestro testimonio de otra forma que en una secuencia de eventos, no creo que sea inconcebible (especialmente para los que tenemos la mente de Cristo, el eterno) comprender que nuestra vida ha sido / está y continúa siendo arropada en la eternidad, y por esto, lo importante es observar la mano de Dios moviéndose atemporalmente en todos nuestros aspectos de la vida. Dios no me ama más ahora que antes, sólo porque estoy feliz y antes no lo era. Dios me amó tanto que dio Su Hijo 2,000 años atrás (!!!), y me tuvo paciencia a través de todas mis necedades (incluso cuando le desafié y le dije que no quería nada que ver con El), hasta llegar a donde estoy hoy. Y sé que mañana será completamente igual, puedo contar con eso.

En Su reposo,

A&R

8.6.06

La Vida Eterna en el Presente

"La muerte no es un evento en la vida; nosotros no vivimos para experimentar la muerte. Si tomamos la eternidad, no como una duración temporal infinita, sino como atemporalidad, entonces la vida eterna pertenece a aquellos quienes viven en el presente."
Ludwig Wittgenstein

Mientras meditaba en la vida eterna (gracias a Wittgenstein, quien en tiempos anteriores me hizo meditar sobre la inexistencia del color verde rojizo), encontré esta galería de fotos. Es por un fotógrafo quien volvió a tomarle fotos a sujetos a quienes había fotografiado 20 años antes. De esta forma, logra capturar en un sólo instante dos décadas de tiempo.

Muchas veces, lamentablemente, caemos en creer que la vida eterna es una enorme cantidad de tiempo que nunca se acaba, días tras días sin parar. Consistentemente con esta idea, al pensar en el atributo de eternidad de Dios, pensamos secretamente que El es una persona muy pero muy anciana, pero quien nunca envejece.

Para mí, la eternidad es como lo que hizo este fotógrafo, pero imagínense todos los años juntos en una sola foto. Es decir, con una sola mirada pudiera ver mi primera cuna y mi ataúd a la vez. Pudiera ver a Adán y a Cristo en una sola escena. Pudiera ver el mar rojo cerrándose con la II Guerra Mundial de trasfondo, y más atrás a Napoleón cabalgando. La idea no es la anacronía, sino la atemporalidad, como bien lo dijo don Ludwig.

Si es así, entonces la "vida eterna" no es algo que empieza después que me muero. De hecho, no es algo que empieza, ya que la atemporalidad carece de principio (de ahí a que nunca se nos ha dicho que la vida eterna será algo completamente nuestro, siempre será un regalo, una cualidad de Dios aplicada a nosotros).

Ahora bien, ¿qué implica esto para nuestra vida? ¿Cómo se vive una vida "eterna" ahora? ¿Cómo se vive una vida atemporal, cuando todavía envejecemos, cuando el reloj continúa avanzando aunque no lo queramos? Voy a tratar de meditar un poco más sobre esto, y a traer más de lo que pienso sobre el tema.

Paz,

A&R