13.6.06

La Eternidad Como Concepto Super-Cultural

Generalmente cuando señalamos al futuro, hacemos un gesto hacia delante nuestro, y cuando queremos significar nuestro pasado, señalamos hacia nuestra espalda. Hoy encontré este interesante estudio sobre la población andina de los Aymara. El estudio encontró que ellos lo hacen totalmente al revés; el futuro es señalado hacia su espalda, el pasado hacia su frente. Suena tan sencillo, pero incluso el teclearlo se me hace difícil. El "pasado hacia atrás" está tan enterrado en mi mente, que se me hace difícil considerar otra opción.

Este estudio postula, como conclusión, que nuestros conceptos del tiempo no son más que condicionamientos culturales. Nuestra crianza, entorno, costumbres, y quizás incluso expresiones idiomáticas, nos han condicionado a entender "hacia adelante con el futuro", al igual que lo contrario. La expresión "dejar el pasado atrás" nos resulta tan natural, que decir "el pasado adelante" nos suena a patología traumática.

Otra interesante observación es la diferencia entre como, por ejemplo, los dominicanos y mexicanos usamos la palabra "ahora" y la palabra "ahorita". Para el dominicano, "ahora" es igual a "este mismo momento", y "ahorita" es "dentro de un rato". El mexicano utiliza los mismos términos, pero para significar exactamente lo opuesto. Si le digo a un mexicano "te llamo ahorita", puede ser que se enoje, porque se quedará esperando que le llame inmediatamente (y los dominicanos sí que sabemos dejar a la gente esperando).

Si es cierto que nuestra conceptualización del tiempo es fruto de un condicionamiento cultural, entonces pudiéramos plantear, aunque quizás sólo como hipótesis, que la atemporalidad puede ser una de esas opciones. El hecho de que
actualmente no hayan culturas que lo asuman así no descarta la posibilidad. Pero yéndonos más lejos (hacia delante o hacia atrás, como usted lo entienda mejor), si lo que yo proponía en esta conversación sobre Cristianismo y cultura es cierto, esto es, que las verdades de la fe Cristiana están por encima - siendo base y fundamento - irónicamente dos palabras que insinúan "estar debajo", y no "encima" - de todas las culturas, esto pudiera insinuar algo sumamente revelador: las diferencias de concepción del tiempo son evidencia de la atemporalidad.

Me explico: para que hayan variaciones de sistemas similares, debe haber un punto de partida de donde nacen las variaciones, pues si no lo hubiera no serían variaciones, sino sistemas totalmente diferentes. Entonces, a menos que postulemos que hay una forma de entender el tiempo por encima del otro, lo cual en mi opinión sería sumamente excluyente y arrogante, debemos permitir la posibilidad de que todos parten de un punto central, donde "mañana" ni es delante ni detrás, donde "ahorita" no es en este momento
ni es después ni mucho más después. Justo en el centro, donde el tiempo no transcurre.

Entonces podemos decir que, así como las diferentes nociones de lo que fue, es y será parten del mismo Ser, el Dios Altísimo, de la misma manera lo que ocurrió, ocurre y ocurrirá está sujeto a quien no tiene ocurrencia, al que siempre ha sido.

Sé que esto suena sumamente difícil, pero en realidad no lo es, sino que es la impresión que da cuando uno habla de conceptos tan poco concretos como la cultura. En los siguientes tratados, intentaré hablar sobre implicaciones más prácticas de el entendimiento de la vida eterna ahora.

Gozo en Su reposo,

A&R

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