13.6.05

Herejías y un Final Típico

En el post anterior, hablé sobre una discusión sobre la Segunda Venida de Cristo, en el foro Ekklesia. Todo terminó de forma muy típica y lamentable. Se me empezó a tirar piedras, sin siquiera considerar mi punto de vista.

Por reglas del foro, no pude hablar libremente desde el principio. A pesar de las restricciones, intenté interactuar con las personas del foro, pero hubo un personaje que empezó a atacarme personalmente. Traté de mantener la discusión en forma objetiva, hasta que hice un llamado a los administradores del foro a que controlaran el hecho de que aquel elemento estaba actuando hostilmente contra mí. En vez de poner al sujeto en su lugar, la administración simplemente cerró el tema, supuestamente porque yo ya no podía aportar nada por reglas del foro.

Este es el principal problema de discutir y discernir si en verdad nuestras doctrinas tienen alguna validez a la luz de las Escrituras. Desde que alguien empieza a analizar cuidadosamente algún punto doctrinal, los monstruos expertos en los credos y concilios empiezan a usar la palabra "hereje" sin reservas.

¿No era Martin Lutero un "hereje" según los concilios y los credos? ¿No eran los cientos y cientos de personas martirizadas en la edad media, quienes pretendían defender doctrina Bíblica, "herejes" según los concilios y credos? ¿No eran los mismos primeros Cristianos "herejes" según el sistema Judío corrupto? ¿De qué estamos hablando entonces? ¿De qué vale usar la palabra "hereje", si históricamente la palabra ha sido tan mal usada?

Mi opinión es que no vale de nada en lo absoluto. Lo único que vale para el Cristiano pensante es pensar clara y libremente acerca de la revelación de Dios. Debemos llevar nuestros pensamientos cautivos a la obediencia de Cristo (2 Corintios 10:5), nunca en obediencia a las definiciones denominacionales. Lamentablemente hoy día parece haber más personas quienes se saben la Confesión de fe de Westminster o de Londres de pie a cabeza, que personas quienes recuerden de qué trata el libro de Nahúm o de Abdías. Para los estándares de la iglesia moderna, ser un "conocedor de la Palabra" es igual a saberse las confesiones y definiciones doctrinales, o peor aún, haber pasado por un seminario de "Una Vida con Propósito".

No es que estas no sean herramientas útiles para algunas cosas, pero la noción de la suficiencia de las Escrituras parece tener menos popularidad que nunca en nuestros tiempos. Esto me da mucha pena . . .

A&R

1 comment:

Leonel Rubio said...

Cierto mi estimado, hay pocos foros donde se puede debatir con liberdad.