El Buddha Rosado

En mi oficina, a plena vista, tengo una estatuilla de cerámica recubierta de terciopelo de Buddha. Es de color rosado encendío, y le da la bienvenida a todos los que pasan con una gran sonrisa.

Aclaración: Antes de seguir, siento que tengo que aclarar un par de cosas. 1) Yo no creo que Buddha sea el maestro ascendido iluminado perfecto. De hecho, creo que la mayoría de sus enseñanzas son totalmente contradictorias a mis creencias. 2) Yo no me arrodillo delante del Buddha cuando llego a la oficina, ni tampoco le sobo la barriguita para que me dé buena suerte. 3) Así como no creo que tener un retrato de mi familia sea idolatría, tampoco el tener esta estatuilla lo es. Gauthama Buddha fue un ser humano igualito que mi esposa y mi hijo... y como yo.
------------> Fin de la aclaración. OK?

En realidad esta estatuilla es una alcancía. Cuando lo volteas, en la parte superior de la espalda tiene un hoyo por donde uno puede insertar las monedas.

Esta alcancía es un excelente símbolo de lo que es la religión: una serie de cosas que uno tiene que hacer para ser mejor / alcanzar a Dios / alcanzar la iluminación. Si echas suficientes moneditas de buenas obras / amor a los demás / ritos y celebraciones / etc., podrás llenar la alcancía llamada "complacer a Dios" / "iluminación" / "ascensión" / "perfección" /etc / etc.

Un día, mientras andaba en una tienda, vi el "accesorio" perfecto para mi Buddha... un pequeño crucifijo, que en la parte horizontal de la cruz, decía "PAID IN FULL" (significa, "COMPLETAMENTE PAGO"). Este crucifijo en el cuello del Buddha era el mensaje perfecto.

Y esa es la grandísima diferencia entre el Cristianismo y las religiones; mientras que los demás necesitan seguir echando sus monedas para llegar, Jesús ya llenó la alcancía por nosotros. Mientras que los demás dependen de lo que puedan hacer, nosotros dependemos de lo que Jesús ya hizo.

No sé, pero creo que el Buddha se sonríe con más ganas desde que le puse el crucifijo. :)

A&R

Tito 3:4-7 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor hacia la humanidad, El nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo, que El derramó sobre nosotros abundantemente por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia fuésemos hechos herederos según la esperanza de la vida eterna.


PD: Hablando con mi pana Jean García, me di cuenta de algo que vale la pena aclarar. La verdad es que los Cristianos también estamos en deber de echar nuestras moneditas; la diferencia es que el no echarlos no nos lleva al infierno ni a la condenación ni nada, tenemos una motivación totalmente diferente, el amor puro.