Necesitamos Razonar Más

Mis pensamientos acerca del boicot a Netflix, desde el punto vista Cristiano, se han vuelto un tanto virales en Facebook como en Twitter.

Han sido compartidos de forma integra por cristianos, ateos, gente que se define como homosexuales, entre otros grupos. Y han hecho esto sin titubear porque mi opinión incluye la presentación (breve) del evangelio de Cristo y varias referencias Bíblicas. 

¿Quién hubiera pensado que el razonamiento Cristiano aún tiene valor en nuestros tiempos, eh?

Yo no me tomo ningún crédito. Me preceden héroes de mucha mayor cordura y a quienes considero modelos, como Lewis, Edwards, Clark, Cheung, Nash, Peterson (me refiero a Eugene), Willard, Chesterton, y muchos otros.

Y sobre todo, todos ellos — nosotros, pues — bebemos de la misma fuente y procuramos usar bien la palabra de verdad.

Pero todo esto me hace pensar que hace falta más pensamiento cristiano en nuestros tiempos.

Los medios están abarrotados de cultura pop cristiana, que puede ser buena o mala, pero no es siempre *necesariamente* buena sólo por llevar esta etiqueta.

Y lamentablemente, esto es lo que la mayoría del mundo conoce de nosotros.

Esto no es totalmente culpa nuestra, ya que el mundo quizás no tiene paciencia más allá de meterse un chupete etiquetado "cristiano" en la boca, y luego encontrar motivos de burla o de juzgar con prejuicio a toda la iglesia.

Pero en lo que nos toca, sí es nuestra culpa por dejarnos llevar de movimientos e influencias, y no realizar el esfuerzo de beber de la fuente y razonar con una mente transformada.

Y ahí es donde entramos tú y yo.

El apóstol Pablo dijo que nosotros somos cartas abiertas leídas por todos los hombres (2 Cor 3:2-4). En la gran mayoría de ocasiones, la gente se forjará una opinión acerca de qué es la iglesia y sobre quién es nuestro Rey Jesucristo, basado en lo que nosotros vivimos, hablamos, y razonamos.

Podemos hacer mucho mejor trabajo, pero nuestra confianza está en Aquel quien nos dio todas las herramientas para participar en el diálogo público, razonando con sabiduría, consistencia sistemática, y sobre todo basado en la revelación una vez por siempre confiada a los santos.