21.1.14

Definición de "Fe," según Martín Lutero

La fe no es lo que algunas personas creen que es. Su sueño humano es un engaño. Como observan que de la fe no proceden buenas obras o una mejor vida, caen en el error, a pesar de que hablan y escuchan mucho acerca de la fe. "La fe no es suficiente," dicen, "Usted debe cumplir buenas obras, debe ser piadoso para ser salvo." Ellos creen que, cuando se escucha el evangelio, se empieza a trabajar, creando por sus propias fuerzas un corazón agradecido que dice, "Yo creo." Esto es lo que creen que es la fe verdadera. No obstante, al ser una idea humana, un sueño, el corazón nunca aprende nada de ellos, así que no sirve de nada y la reforma no procede de esta 'fe' tampoco. 
En cambio, la fe es la obra de Dios en nosotros, que nos cambia y nos da un nuevo nacimiento por Dios. (Juan 1:13). Mata al Viejo Adán y nos hace personas completamente diferentes. Transforma nuestros corazones, nuestros espíritus, nuestros pensamientos y todas nuestras habilidades. Trae al Espíritu Santo consigo. Sí, esta fe es una cosa viviente, creativa, activa y poderosa. La fe no puede cesar de hacer buenas obras constantemente. No se detiene a preguntar si de cierto se deben hacer buenas obras, sino que antes de que alguien pregunte, ya las ha hecho y las continúa haciendo sin cesar. Cualquiera que no hace buenas obras de esta manera es un impío. Se tropieza y busca la fe y las buenas obras, aunque no sabe lo que es la fe ni lo que son las buenas obras. Sin embargo, chismea y parlotea acerca de la fe y las buenas obras con muchas palabras.  
La fe es una confianza viviente y valiente en la gracia de Dios, tan segura del favor de Dios que arriesgaría su muerte mil veces confiando en ella. Tan confianza y conocimiento de la gracia de Dios le hará feliz, gozoso y audaz en su relación con Dios y con todas las criaturas. El Espíritu Santo hace que esto ocurra a través de la fe. Por esta fe, usted libremente, voluntariamente y de forma gozosa hará el bien a todos, servirá a todos, sufrirá toda especia de cosas, amará y adorará al Dios quien le ha mostrado tal gracia. Por ende, ¡es tan imposible separar la fe y las obras como lo es separar el calor y la luz del fuego! Por tanto, vele por sus propias falsas ideas, y guárdese contra los chismosos buenos para nada, que creen que son lo suficientemente inteligentes como para definir la fe y las obras, pero en realidad son los necios más grandes. Pídale a Dios que obre la fe en usted, o usted permanecerá por siempre sin fe, no importa qué otra cosa desee, diga o haga.

Porción de "Una Introducción a la carta de San Pablo a los Romanos," Biblia Alemana de Lutero del 1522, por Martín Lutero

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