La Teología Protestante y el Tiempo (cont.)
Charles Hodge escribió una Teología Sistemática en tres volúmenes. En el volúmen I, páginas 385-386, él dice, "Con él [con Dios] no hay distinción entre el presente, el pasado y el futuro; sino que todas las cosas son para él presentes. Para él la duración es un ahora eterno. Esta es la visión popular y Bíblica de la eternidad de Dios. Para él no hay pasado ni futuro; ... el pasado y el futuro están siempre y equitativamente presentes para él."
Esto es ciertamente un buen enunciado de la postura Bíblica. Sin embargo, no es necesario seguir a Hodge cuando asevera que "el tiempo depende del espacio" (387). Si Hodge hubiese anticipado la teoría cuadro-dimensional post-Newtoniana, y si hubiese añadido que el espacio también depende del tiempo, pudiéramos considerarle como muy avanzado para su tiempo. Pero en el espacio histórico, su aserción es extremadamente dudosa.
Hodge cunfundió el asunto aún más allá postulando un tiempo subjetivo o mental además del tiempo objetivo o físico. De esta forma intenta sincretizar a Aristóteles y a Agustín, pero no explica cómo puede ser exitoso tal sincretismo. De hecho, él intenta describir la mente de Dios a través del paradigma de una mente humana. Haciendo esto asevera una sucesión de eventos en la mente de Dios, pero no presta atención a cómo esto contradice a la omnisciencia, o incluso su inconsistencia con la cita de la pág. 385 y su repetición en la pág. 390. Incluso dice que es de mínima importancia armonizar cómo estas cosas distintas pueden ser.
Este desvío de la postura Agustiniana luce desafortunado. Cuando un autor propone una inusual y desconcertante combinación de elementos discordantes, debería ofrecer alguna pista de cómo es posible una armonización. Pero aún más desafortunada es la indiferencia de Hodge a las necesidades de la omnisciencia. Si existe una sucesión de ideas en la mente de Dios, entonces las ideas que sucedieron hoy no estuvieron presentes ayer, y presumiremos que algunas de las ideas de ayer ya han pasado. Pero esto significaría que Dios no conoció todas las cosas ayer, y tampoco que sea omnisciente hoy. ¿Acaso no está claro que una sucesión temporal de ideas en la mente de Dios es incompatible con la omnisciencia? El hombre no es omnisciente precisamente porque sus ideas vienen y van. La mente del hombre cambia de día a día; Dios es omnisciente, inmutable, y por tanto eterno.
(de "Time and Eternity", por Gordon Clark)
[Continúa . . . ]
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