22.5.07

La Lógica y el Lenguaje

Este punto nos trae al asunto central acerca del lenguaje. Este no se desarrolló a partir de, ni tampoco fue su propósito restringido a, las necesidades físicas de la vida terrenal. Dios le otorgó a Adán una mente para comprender la ley divina, y le otorgó el lenguaje para permitirle hablar con Dios. Desde el principio, la intención del lenguaje fue la alabanza. En el Te Deum, por medio del lenguaje, y a pesar del hecho de que se canta con música, le ofrecemos "halagos metafísicos" a Dios. El debate sobre la adecuacia del lenguaje para expresar las verdades de Dios es un falso dilema. Las palabras son meros símbolos o señales. Cualquier signo sería adecuado. El verdadero asunto es: ¿Posee el hombre la idea de simbolizar? Si puede pensar sobre Dios, entonces puede utilizar el sonido Dios, Deus, Theos ó Elohim. La palabra no hace diferencia, y el signo es ipso facto literal y adecuado.

La visión Cristiana es que Dios creó a Adán como una mente racional. La estructura de la mente de Adán era la misma que la de Dios. Dios piensa que el afirmar lo consecuente es una falacia; y la mente de Adán fue formada sobre los principios de la identidad y la contradicción. Esta visión Cristiana acerca de Dios, el hombre y el lenguaje no cabe dentro de ninguna filosofía empírica. En cambio, es una especie de racionalismo a priori. La mente del hombre no está inicialmente en blanco; está estructurada. De hecho, un vacío sin estructura no es una mente. Ni tampoco una hoja de papel en blanco pudiera extraer ninguna ley universal de la lógica a partir de experiencias finitas. Ninguna proposición universal ni necesaria puede ser deducida a partir de la observación sensorial. La universalidad y la necesidad sólo pueden ser a priori.

Esto no quiere decir que toda la verdad pueda ser deducida a partir de la lógica solamente. Los racionalistas del siglo diecisiete se trazaron una tarea imposible. Aún si el argumento ontológico fuese válido, es imposible deducir Cur Deus Homo, la Trinidad, o la resurrección final. Los axiomas a los que las formas lógicas a priori deben ser aplicados son las proposiciones que Dios reveló a Adán y a los profetas subsiguientes.


(Traducido de "God and Logic", por Gordon H. Clark)


Continúa...


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