Qué es La Resistencia, y Cómo Vencerla
Uno de los libros de Seth Godin que leí hace poco, Linchpin, dedica bastante tiempo hablando sobre un fenómeno que él llama "La Resistencia". No pienso entrar en las explicaciones de Godin de por qué La Resistencia existe, sólo quiero definirla y darla por sentado.
La Resistencia se refiere a la fuerza que empuja en vía contraria cuando nos toca la ocasión de avanzar hacia algo que nos conviene (no en la superficie, como comodidad o placer, sino que en realidad nos conviene.
Por ejemplo, si conviene a nuestra salud hacer ejercicios, La Resistencia nos empuja a quedarnos durmiendo. Pero La Resistencia no siempre nos lleva a quedarnos quietos, a veces nos lleva a ser más activos de la cuenta. Otro ejemplo: si nos conviene acostarnos temprano para dormir porque al día siguiente tenemos un compromiso importante, La Resistencia nos recuerda que nos dará mucho placer si nos quedamos dos o tres horas mirando más televisión.
Si te fijas, a La Resistencia le gusta que las cosas permanezcan tal y como están (o a veces peor). Por supuesto, tú vas a cambiar aunque no lo quieras. Muchos de esos cambios te pueden doler, te pueden implicar sacrificios, y La Resistencia lo sabe. No obstante, La Resistencia te hace creer que si sucumbes a su fuerza, estarás libre del dolor y la incomodidad producida por los cambios.
Esta fuerza ha sido en ocasiones espiritualizada como diablos, demonios y otras cosas más, pero a mí me ha resultado más efectivo tomar responsabilidad total y decir que La Resistencia es una parte de mi ser contra la cual hago guerra día a día. Creo que era a lo que se refería el apóstol Pablo cuando hablaba en Romanos 7 : "Porque lo que hago, no lo entiendo. Porque no practico lo que quiero hacer, sino que lo que aborrezco, eso hago."
Aquí la buena noticia: La Resistencia se puede vencer.
La Resistencia es poderosa, poderosísima. Es incluso capaz de convencernos de que no somos capaces de cambiar. Y si creemos que no somos capaces de cambiar, ciertamente no hallaremos las fuerzas para tomar el primer paso hacia el cambio. La Resistencia incluso nos hace creer que como no hemos cambiado en el pasado, tampoco lo haremos en el presente ni en el futuro; pero por supuesto, es sólo una ilusión.
Entonces, ¿cómo se vence? Aquí algunas ideas que me han funcionado.
1- Se reconoce que existe.
No digo "existe" como un ser, sino como algo muy real que se experimenta con frecuencia. La clave está en reconocer que La Resistencia, aunque es una parte de nosotros, no es una parte esencial de nosotros. Es decir, podemos llegar a observar a La Resistencia como si fuera un individuo o ente fuera de nosotros (aunque como dije, no creo que lo es).
Por ejemplo, si me levanto temprano a hacer ejercicios físicos, La Resistencia puede asomarse a convencerme de que me quede durmiendo un poco más. En ese momento, debo reconocer que no soy yo el que quiere quedarse durmiendo, sino La Resistencia. Yo quiero estar saludable, eso es lo que realmente deseo. De esa forma, identifico los propósitos distintos entre La Resistencia y yo.
2- Se procura hacer justo lo contrario de lo que La Resistencia desea.
Siguiendo el ejemplo anterior, si La Resistencia desea que yo me quede durmiendo, mi ataque contra ella es levantarme de la cama. Suele suceder que La Resistencia no se rinde fácilmente, así que me sugerirá que pierda el tiempo con cualquier cosa. Hace falta enfoque para aplicar el primer punto de nuevo, identificar el nuevo plan de La Resistencia, y de nuevo hacer justo lo contrario.
3- Se hace lo contrario de forma tan repetida y en un período extendido, que se vuelve un hábito.
Si desobedecemos La Resistencia suficientes veces, de tal forma que desobedecemos casi de forma instintiva, La Resistencia se cansará de pelear y ella misma se acostará a dormir. Puede que se despierte y ataque en otras áreas de nuestra vida, en cuyo caso volveremos a aplicar desde el punto 1 en ese nuevo escenario.
¿Les ayudan estas ideas? ¿Tienen otras sugerencias?
La Resistencia se refiere a la fuerza que empuja en vía contraria cuando nos toca la ocasión de avanzar hacia algo que nos conviene (no en la superficie, como comodidad o placer, sino que en realidad nos conviene.
Por ejemplo, si conviene a nuestra salud hacer ejercicios, La Resistencia nos empuja a quedarnos durmiendo. Pero La Resistencia no siempre nos lleva a quedarnos quietos, a veces nos lleva a ser más activos de la cuenta. Otro ejemplo: si nos conviene acostarnos temprano para dormir porque al día siguiente tenemos un compromiso importante, La Resistencia nos recuerda que nos dará mucho placer si nos quedamos dos o tres horas mirando más televisión.
Si te fijas, a La Resistencia le gusta que las cosas permanezcan tal y como están (o a veces peor). Por supuesto, tú vas a cambiar aunque no lo quieras. Muchos de esos cambios te pueden doler, te pueden implicar sacrificios, y La Resistencia lo sabe. No obstante, La Resistencia te hace creer que si sucumbes a su fuerza, estarás libre del dolor y la incomodidad producida por los cambios.
Esta fuerza ha sido en ocasiones espiritualizada como diablos, demonios y otras cosas más, pero a mí me ha resultado más efectivo tomar responsabilidad total y decir que La Resistencia es una parte de mi ser contra la cual hago guerra día a día. Creo que era a lo que se refería el apóstol Pablo cuando hablaba en Romanos 7 : "Porque lo que hago, no lo entiendo. Porque no practico lo que quiero hacer, sino que lo que aborrezco, eso hago."
Aquí la buena noticia: La Resistencia se puede vencer.
La Resistencia es poderosa, poderosísima. Es incluso capaz de convencernos de que no somos capaces de cambiar. Y si creemos que no somos capaces de cambiar, ciertamente no hallaremos las fuerzas para tomar el primer paso hacia el cambio. La Resistencia incluso nos hace creer que como no hemos cambiado en el pasado, tampoco lo haremos en el presente ni en el futuro; pero por supuesto, es sólo una ilusión.
Entonces, ¿cómo se vence? Aquí algunas ideas que me han funcionado.
1- Se reconoce que existe.
No digo "existe" como un ser, sino como algo muy real que se experimenta con frecuencia. La clave está en reconocer que La Resistencia, aunque es una parte de nosotros, no es una parte esencial de nosotros. Es decir, podemos llegar a observar a La Resistencia como si fuera un individuo o ente fuera de nosotros (aunque como dije, no creo que lo es).
Por ejemplo, si me levanto temprano a hacer ejercicios físicos, La Resistencia puede asomarse a convencerme de que me quede durmiendo un poco más. En ese momento, debo reconocer que no soy yo el que quiere quedarse durmiendo, sino La Resistencia. Yo quiero estar saludable, eso es lo que realmente deseo. De esa forma, identifico los propósitos distintos entre La Resistencia y yo.
2- Se procura hacer justo lo contrario de lo que La Resistencia desea.
Siguiendo el ejemplo anterior, si La Resistencia desea que yo me quede durmiendo, mi ataque contra ella es levantarme de la cama. Suele suceder que La Resistencia no se rinde fácilmente, así que me sugerirá que pierda el tiempo con cualquier cosa. Hace falta enfoque para aplicar el primer punto de nuevo, identificar el nuevo plan de La Resistencia, y de nuevo hacer justo lo contrario.
3- Se hace lo contrario de forma tan repetida y en un período extendido, que se vuelve un hábito.
Si desobedecemos La Resistencia suficientes veces, de tal forma que desobedecemos casi de forma instintiva, La Resistencia se cansará de pelear y ella misma se acostará a dormir. Puede que se despierte y ataque en otras áreas de nuestra vida, en cuyo caso volveremos a aplicar desde el punto 1 en ese nuevo escenario.
¿Les ayudan estas ideas? ¿Tienen otras sugerencias?
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