26.10.06

Aventuras en la Paternidad, cap. I: Es Todo un Hombre

Realmente no soy un padre controlador. No creo en eso de que tengo que colarle toda la información a mis hijos antes de que ellos la consuman. Mis razones son varias, pero la principal pudiera ser porque no creo en el discernimiento como un polvo mágico que cae del cielo, sino como una habilidad y un don que se ejercita (con la ayuda de Dios, claro está), y como si fuera un músculo, se requiere de tensión para ejercitarlo.

La sobre-protección a los hijos sólo puede dar como fruto la holgazanería intelectual, y eso sería como darle escorpiones cuando mi hijo me pide pescado. Especulo - y es sólo una especulación - que esta es una de las razones por las que los hijos de pastores suelen ser rebeldes. Por esto muchas veces prefiero dejar que mis hijos tengan libertad para ejercitar su habilidad de discernimiento. Pero como en todo, todo tiene su límite, y mi hijo inocentemente lo halló. Esta es la historia.

A Nathan Alexander, mi primer hijo (por cierto, se pronuncia "néi-tan"), le encanta los Power Rangers, esos héroes con cascos y que se visten en mallas de colores primarios y secundarios (y negro), que predeciblemente siempre tienen que pelear sin disfraz, luego con disfraz, luego en vehículos, que luego se transforman en un robot gigante, para darle un espadazo al "malo", lo cual pudieron haber hecho desde el principio y acabar con todo de una vez, pero nunca quieren, prefieren tomar el camino largo.

Realmente no lo culpo por su apasionamiento (estoy hablando de Nathan, no de los héroes en pijamas de colores). Yo mismo, cuando vivía en Japón y con 10 años de edad, me infatué con los Bioman, luego con los Dynaman, luego con los Changeman, luego con Jaspion, y luego con un par más cuyos nombres no recuerdo, pero sí recuerdo que tenían motocicletas que se transformaban en pistolas, y también sé que cuando saltaban provocaban explosiones de humo de colores primarios y secundarios (y negro). De tal palo, tal astilla.

En los Estados Unidos, a diferencia de Japón, han decidido mantener toda la diversificación bajo una sola "identidad de marca", la de los Power Rangers. Primero tuvimos a los Mighty Morphin' Power Rangers, luego a los Power Rangers Dino Thunder, luego los Power Rangers Ninja Storm, más tarde los Power Rangers Wild Force, y más luego los Power Rangers SPD. Como es de esperarse, a pesar de unos cambios leves en la temática y en los vestuarios, cada uno es una fotocopia del otro (o mejor dicho, de Ultraman . . . ¿o quizás fue de San Kuo Kai? Realmente no lo sé ni lo sabré jamás . . . Por cierto, ¿alguien conoce la versión pseudo-cristianoide, Bibleman? Es terrible.).

En los EEUU, como si hiciera falta más, la más reciente camada de héroes en colores primarios y secundarios (y negro) se llama Power Rangers Mystic Force (que significa "Fuerza Mística"). Cuando vi la primera promo para esta nueva iteración se me pararon las antenitas de vinil. Yo sabía que esto era una pieza más en la estrategia corporativa para introducir la brujería al consumo infantil, era evidente. Pero como mi hijo veía los otros, este también le despertó la curiosidad.

Pensé censurarle la televisión, prohibirle ver eso como le prohibo celebrar el Halloween, pensé de todo . . . pero preferí permitirle verlos, e incluso lo hice sin advertencias de mi parte. De eso se trata el ayudar a ejercitar su discernimiento, pienso yo.

(OK, pausa . . . ahora me dirijo a algunos de mis queridos hermanos en Cristo quienes ya están tronándose los dedos en preparación para escribir un comentario, acusándome de abrir "puertas espirituales" a demonios y duendes que vienen a atacarme y a comernos el cerebro a mí y a mi familia. A esos amados y bendecidos de mi familia espiritual, les pido que antes de escribir el comentario, lean los dos párrafos de apertura 3 ó 4 veces de seguido, y luego lean lo que dijo el apóstol Pablo acerca de la carne sacrificada a ídolos, y se pregunten si esas también eran "puertas espirituales", y si concluyen que lo eran, se pregunten por qué Pablo no les prohibió comérselo... y luego por favor observen cuidadosamente con una lupa el tronco incrustado en cada uno de sus globos oculares, y por favor no se olviden de medirles el ancho, largo, profundidad, peso, temperatura y presión sanguínea de esos troncos, y luego de que obtengan todos esos datos, pueden sentirse completamente libres de regresar acá y de acusarme de lo que ustedes quieran, incluso pueden tirarme piedras si ese es su deporte favorito, todo vale. Muchas gracias. Sigo.)

Ayer, Nathan vio un comercial vendiendo un juguete nuevo de los Mystic Force, una vara mágica con el poder del león saltarín, o no sé que más, baterías no incluídas. Consistentemente con su infatuación, se antojó del juguete, y me pidió con vehemencia que se lo comprara.

No, mis queridos hermanitos... sí, ustedes mismos, los que ya midieron la presión sanguínea de sus respectivos troncos, esta no es una señal de que mi hijo está siendo comido por seres espirituales invisibles sin poder sobre el Cristiano pero con poder sobre el Cristiano (por fin, ¡decídanse!). Esta sí es una señal, por más que duela - y a mí primeramente - de que el músculo de su discernimiento estaba recibiendo tensión.

Desde mi perspectiva como padre, una cosa es permitirle ver brujos con cascos de colores en la TV, y otra muy diferente es salir a comprarle una vara mágica con el poder de la salamandra hedionda, o algo así, baterías no incluídas. La observación y la participación son dos cosas diferentes (1 Tes 5:21), aunque reconozco que en algunos casos aislados, pueden ser iguales. Por eso sabía que era el momento de interceptar.

Lo senté en una silla delante de mí, y desde que dije la primera palabra, vi cómo el peso de su consciencia le bajó la mirada. En realidad no tenía que seguir hablando, porque inmediatamente su rostro reveló que había despertado a lo que estaba ocurriendo, pero de todos modos sentí que era mi deber continuar.

Le dije que le hablaría como a un hombre, porque ya está por cumplir siete años de edad y ya es un "big boy" (generalmente le hablo en inglés).

Le dije que yo le permito ver esa serie sólo porque confío en que él tiene suficiente madurez para entender cuando algo no le conviene (y si alguien me dice que un niño de siete años no tiene esta habilidad, se ve que usted no conoce a Nathan).

Le dije que, a pesar de todo esto, de ninguna forma le podía permitir que se involucrara en asuntos de brujería, porque no es compatible con su posición como hijo de Dios (por cierto, no le tuve que meter miedo de que vendrían a comerle; Nathan conoce el Nuevo Pacto, ya se lo he explicado antes, y él entendía perfectamente a qué me refería).

Y para finalizar, le dije que si le apoyaba eso, en verdad no lo estaba amando.

Nathan reaccionó muy bien, considerando su forma habitual de tomar las cosas; en otras palabras, no lloró. Su rostro reflejaba una combinación compleja de emociones: vergüenza con resignación con desilusión con paz. De hecho, casi inmediatamente cambiamos el tema y nos estábamos riendo de un asunto diferente.

Mi hijo cumple 7 años el próximo domingo, pero para mí siempre ha sido un hombre en potencia, pues lo veo por los ojos de la eternidad. Sé que su niñez es corta, y el tiempo se acaba para equiparlo para pruebas mayores, pero a pesar de todo esto estoy en reposo. No me preocupo porque sé que está estipulado en el Nuevo Pacto que "todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande" (Jer 31:34), y por eso es mi única responsabilidad recordarle siempre ese Pacto por el cual estamos rendidamente atados a nuestro Padre.



¡Feliz Cumpleaños, Nathan!


En reposo,

A&R

8 comments:

Anonymous said...

¡Hola Alex! Hasta ahora te escribo pero te he leido desde hace tiempo.
Disfruté mucho de leer esta "aventura en la paternidad".

Dejas ver lo mucho que te han gustado los comic/caricaturas y la empatía que tuviste con tu hijo en esta situación al guiarle. Es ejemplar tu perspectiva en cuanto a la forma de intervenir en la educación de tu hijo. Recojo esta crónica para algún futuro no muy remoto.

Saludos desde México

Alex Rodriguez said...

Gracias por escribir, Carolina. Si he dado buen ejemplo, es porque Abba me lo dio a mí primero.

Bendecida eres,

A&R

Jaaziel said...

La "aventura de la paternidad", nunca mejor dicho...
Lei en una ocasíon algo que me conmovio, decia que en el cuadro del arquero, nuestros hijos son las flechas, y nosotros no somos el arquero, ese es el Señor, nosotros "solo" somos el arco, pero es indispensable que arco sea firme, duro, tensado, para que el arquero pueda tomarnos firmemente y las flechas puedan volar hasta donde el lo determine... me parece hermoso.
Yo tambien tengo una flecha en mi aljaba, es un poco más pequeña que la tuya, esta a punto de cumplir siete años ahora ;) se llama Gabi, el Señor los bendiga y los guarde.

Alex Rodriguez said...

Hola Jaaziel, buena analogia sobre el arco y las flechas . . . creo que hay un Proverbio que habla sobre eso, lo buscare.

Tu hijo tambien tiene porte de hombrecito, ojala algun dia puedas compartir tus propias aventuras, asi aprendo algo.

Bendecido!

A&R

Jaaziel said...

"Como saetas en mano del valiente, Así son los hijos habidos en la juventud.
Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado Cuando hablare con los enemigos en la puerta." Salmo 127.4-5

MonjaGuerrillera said...

Un fuerte abrazo Alex

Fausto Liriano said...

Man los power rangers!!!! espero que mis hijos vean otra cosa porque mi madre!!!!! alguien con creatividad invente otra cosa!!!
DTB
fausto

Pablo Perro said...

Saludos desde México.

Soy agnóstico pero respeto todas las religiones, y aún más respeto a quien las practica con criterio.

No sé como llegué aquí, pero comencé a leer con mucha desconfianza este post al detectar algunos puntos del discurso, ahora me arrepiento, me quito el sombrero ante ti y agradezco la suerte de haberme topado con un cristiano inteligente. Con tu guía de seguro tu hijo será un hombre de juicio y no tendrá nunca que esconder su ignorancia del mundo detrás de unos cuantos parrafos memorizados de la biblia, estoy seguro que harás un buen trabajo en los demás aspectos de su educación. Estas educando bien a tu hijo, y no imagino que haya algo más importante en la vida de un hombre que eso.

Por cierto. ¡Yo también espero con ansia el día que se les ocurra algo más interesante que los power rangers!