20.4.06

Trazos del Cumplimiento Profético

A principios de esta semana, regresé de pasar la quizás mal-llamada "Semana Santa" en Santo Domingo, República Dominicana. Como usualmente ocurre en vacaciones de este tipo, nunca tengo la oportunidad de visitar a muchas personas queridas. Siempre voy casi sin dinero, y entiendo que donde vive mi suegra (en donde me quedo allá), es un lugar alejado e incómodo para que muchos amigos urbanitas me visiten.

De todos modos, considero que este fue un viaje que ha aportado a mi crecimiento y madurez, especialmente en cómo el Maestro me ha ido abriendo los ojos a otras corrientes, para aprender a amarlas y tolerarlas.
Una gran recompensa por tomar esta actitud es el observar cómo la Iglesia está empapada de la verdad del cumplimiento, y en mi opinión, creo que eventualmente necesitará ser declarado clara y directamente, tarde o temprano.

Por ejemplo, visité con mucho agrado el Círculo Juvenil, dirigido por mi amigo-relámpago Fausto Liriano (él sabe por qué lo de relámpago). Realmente me gustó mucho la experiencia. En otro tiempo de mi vida, quizás hubiera criticado que no dieran una prédica para "cabezones" teológicamente hablando, pero ahora vi que lo que hacen tiene tanta sinceridad y transparencia, que aquello no me hizo nada de falta. De hecho, con la entrega que vi por parte de estos muchachos, vi mucha más profundidad que si me leyera los Institutos de Calvino al derecho y al revés.

Ese día, Fausto habló sobre el Reino, y la esperanza (para un dialogo post-prédica y pre-pizza, escuchen el episodio 04 de Santa Suburbia). Me parece increíble que en esta generación se está infectando el despertar de la pasión por declarar la obra de Dios (como por ejemplo, el Reino) como un hecho. Más y más personas se están decepcionando por la constante expectativa futura (infundada, en mi visión), y haciendo caso a la practicalidad anunciada en las Escrituras. Esta generación está preparada, sometida, y emocionada por ver la mano de Dios AHORA, y no después de supuestos raptos, tribulaciónes, anticristos, y milenios futuros.

También en esa ciudad tuve la oportunidad de visitar la Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo, invitado por mi amigo y hermano Noel Pou. Realmente nunca había visitado una iglesia de tipo Reformada, aunque tengo muchos amigos de pensamiento reformado, como ejemplos notables, Sam Frost y Jason Bradfield. En realidad, me gustó mucho la experiencia, aunque la alabanza y orden del servicio son sumamente diferentes a lo que he conocido en este caminar de 16 años en la fe. Usualmente he estado acostumbrado a que las reuniones se pareciesen más al Salmo 150, que a Isaías 6 o a Exodo 3:4-6, si entienden lo que quiero decir. Y no es para mal, en lo absoluto. Realmente todo me pareció muy bien. El mensaje fue muy bueno, era básicamente un análisis de la parábola del Buen Samaritano.

El único trazo del cumplimiento (para seguir la onda con respecto al título de este post) que encontré es que la premisa completa de la prédica estuvo basada en la suposición de que los hombres ya tenemos lo que Dios provee para que podamos seguir ese ejemplo del Buen Samaritano, y para que ya no hayan diferencias entre Judíos y Gentiles. Si no hay Nueva Jerusalén y no hay resurrección, tampoco hay Nuevo Pacto ni regeneración (siendo estos sinónimos, respectivamente), y tampoco puede el hombre pretender que las diferencias hayan sido abolidas, ni mucho menos que algo bueno pueda salir de nosotros. Por tanto, la prédica impartida ese día también da por hecho el cumplimiento de la obra de Dios, aunque no lo haya afirmado directamente, es una implicación necesaria de lo que excelentemente expusieron, y es premisa anterior necesaria para que el mensaje sea práctico en cualquier medida.

El último trazo de cumplimiento que encontré fue viendo la transmisión televisiva de lo que se llama "La Misa del Gallo", el cual es una misa católica que se celebra hasta que amanezca, por lo que tengo entendido. Por lo que sé, esto es en expectativa de la celebración de la resurrección de Cristo. Por mi parte, no soy católico, pero tampoco tengo ninguna otra etiqueta que me identifique, además de quizás "hijo de Dios" o "rey y sacerdote", o algo común que posee toda la Iglesia. Por esta razón, puedo apreciar una misa católica sin que me dé acidez estomacal.

En fin, me acosté bien tarde viendo con admiración como llevaban su liturgia casi completamente cantada, y siendo yo músico, imagínense el impacto. Lo grande fue cuando empezaron a hacer lecturas Bíblicas con referencia a la resurrección de Cristo. Uno pensaría que la primera lectura, en orden de los libro Bíblicos, sería aquello entre Abraham e Isaac, una pre-figura casi perfecta del sacrificio y resurrección de nuestro Señor. Sin embargo, me sorprendieron muchísimo cuando noté que la primera lectura era . . . ¡el recuento de la creación de Génesis 1!

En ese momento quedé un poco aturdido, ya que no encontraba la conexión. Sin embargo, mientras más lo consideraba, más me di cuenta de cómo este pasaje encaja perfectamente con la noción del cumplimiento. Después de todo, así como Génesis 1 es el principio de la "vieja creación", la resurrección de Cristo (y con El, de sus fieles, Col 3:1) es el principio de la "nueva creación" (2 Cor 5:17; Gal 6:15). Es decir, esos católicos están sumamente correctos en sentir la necesidad de repasar el recuento de la "vieja creación", para así contrastarlo con la celebración de la "nueva creación" realizada en
Cristo Jesús mediante su resurrección. En vez de celebrar que el mundo un día reviente en esperanza de que Dios lo haga todo de nuevo, el Espíritu nos ilumina a entender que los "Cielos y Tierra nuevos" han estado con nosotros por siglos y siglos, e indirectamente y sin querer, toda la Iglesia lo declara al declarar que han sido salvos y que la presencia de Dios está con nosotros. ¡Increíble!

Con gozo en Su reposo,

A&R

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