21.7.16

Las Cuatro Facetas de Jesús

Hoy pensando y pensando... Veo cuatro facetas o etapas de Jesús, todos bíblicos, que influyen en mucho el estado de nuestra fe.

El primero, el Jesús de Nazareth, hecho hombre, el de la mayor porción de los Evangelios. Sumamente importante entender la humanidad de Jesús, pero a veces se le deja ahí. Muchas veces cuando se piensa en él, se obvia el resto de su obra. La tentación es de humanizarlo tanto que olvidamos que fue desde la eternidad y que su obra va más allá del Sermón del Monte, las parábolas, etc.

El segundo, el Jesús crucificado. Naturalmente, es el precio de nuestra redención, dando su vida por nuestros pecados. También super importante entender todo lo que esto implica. El problema está en poner todo nuestro enfoque aquí, y visualizarlo en muerte todo el tiempo. Esta es la razón por la que a muchos nos molesta las estatuas del crucificado en los lugares supuestamente de adoración. La historia de Jesús nunca termina en su muerte, porque la muerte fue un adversario vencido.

La tercera etapa es la del Jesús resucitado. También importantísimo entender que se levantó en carne y que en efecto venció la muerte. Pero en su resurrección y ascensión, no queda su realidad en puntos suspensivos. A veces hablamos de esta etapa de esa manera, ya el Cristo se fue bien lejos y no tiene nada que ver con nosotros hasta su "segunda venida" (a pesar de que luego de su ascensión vino a Saulo, a Esteban, a Juan, y a algunos otros).

Todas estas etapas son super-importantes. No obstante, cuando se interactúa con un personaje, quien sea, usualmente se interactúa con su "versión" más actualizada.

Y la "versión" más actualizada de Jesús la vemos en Apocalipsis.

Es lamentoso que el retrato más actual de Jesús quede en un libro que para la mayoría es sólo un oráculo de lo que un día lejano ocurrirá. Pero es en este libro donde vemos la imagen más vívida de Jesús, el desarrollo y despliegue más asombroso de su posición en estos mismos momentos.

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Apocalipsis 5 (RVR1960)
 Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.
Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?
Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo.
Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.
Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.
Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.
Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.
Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;
y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;
10 y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.
11 Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones,
12 que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.
13 Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.
14 Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.

17.7.16

Historia de Misterio

La Biblia es una historia de misterio, o bien, de un Misterio.

Antes de Cristo, el Misterio queda insinuado pero permanece guardado. Una vez manifestado el Mesías, a través de los apóstoles — particularmente Pablo — el Misterio es revelado por completo.

¿Y cuál es el Misterio? Que en Cristo, tanto los Judíos como Gentiles son hechos un pueblo, coherederos del Nuevo Pacto y las promesas de Dios contenidas en él.

El Misterio es que los dos pueblos en Cristo ya no son dos, y ya no tienen distinción pues son hechos un sólo cuerpo. En la comprensión de este Misterio es que somos cimentados (verbo de arquitectura) y arraigados (verbo de horticultura) en amor.

Así, somos capaces de percibir el multi-dimensional amor de Dios, que se escapa mucho más allá de nuestra compresión. No sólo Su amor, pero también Su poder sobrepasa nuestra comprensión, ya que El es capaz de hacer todas las cosas mucho más allá de lo que pedimos, o aún lo que entendemos.

Y lo hace por el mismo poder que operó en nosotros al resucitarnos juntamente con Cristo hacia nueva vida.

(Paráfrasis de un servidor, a partir de Efesios cap 3.)