14.3.20

Gozo en ser útiles para Dios

El verdadero gozo está en saber que mi vida es útil para los propósitos de mi Señor. 


Yo jamás pensaría que un Dios santo reclutaría a una persona tan imperfecta; más Su gracia y Su amor son tales que Él ve al pecador, le justifica, empieza Su obra de santificación, y a través de él obra sus propósitos perfectos para Su gloria. 

13.3.20

Acerca del Coronavirus, Opinión de un Pastor

He tenido mucho cuidado con hablar acerca de este tema, ya que los medios están saturados; sin embargo, muchos de ustedes expresaron interés en mi postura, así que aquí mi humilde parecer.

La mayoría de los comentarios que he visto caen en una de las siguientes categorías:

—a ) Frenesí y pánico total
—b ) Dejadez y escepticismo total

Para los que me conocen, no será ninguna sorpresa que yo tome una postura moderada frente a este tema, la cual detallo debajo.

No obstante, sé que cualquier cosa que yo diga será descalificado por algunas  personas desde ambos campos. Los del primer grupo dirán que no lo estoy tomando lo suficientemente en serio, mientras que los del segundo grupo pensarán que el sólo hecho de hablar del tema contribuye al pánico.

Por esta razón, estoy consciente de que es sumamente difícil emitir un comentario equilibrado — desde mi punto de vista sumamente definido como pastor cristiano, y no pretendo disfrazar este hecho — y que se interprete con el equilibrio a la par con mi intención.

Aquí está todo lo que tengo que decir con respecto al tema:

1) En cuanto al COVID-19 en sí.

Estemos claros: No soy especialista en virus ni en infecciones.

Estoy 100% descalificado para hablar acerca de qué tan fatal es, qué tan transmisible es, y otros temas.

Y la mayoría de los que leen esto también están descalificados.

Todos descansamos sobre las mismas estadísticas y reportes para hacernos una idea de lo real o irreal de la amenaza. Desde el principio se ha caracterizado como una pandemia, una palabra que no se toma a la ligera. Al momento de esta publicación, se han atribuido 2.81 millones de muertes al virus, y se han registrado 128 millones de casos.

El problema está en que cada persona interpreta los datos según su paradigma. En otras palabras, por la forma en que se interpretan, los mismos datos fortalecerán el argumento de la persona, sin importar en cuál de los dos campos arriba se encuentre.

Entonces, como cada quien concluye lo que quiere, he decidido concluir lo siguiente: el coronavirus — ó COVID-19 como se llama propiamente — es lo suficientemente serio como para que tomemos precauciones, pero no para que entremos en pánico.

Y ya puedo escuchar los alaridos desde ambos campos…

…pero sigo.

Déjame ser claro: Está probado que es un virus serio, y que tenemos que tomar precauciones. Eso no se discute. El impacto que se ha percibido hasta ahora no es fabricado.

No obstante…

2) Las reacciones

También debo ser claro en cuanto al contrapunto: El pánico no ayuda a nadie.

Uno de los problemas potenciales más grandes que esta pandemia puede producir es la escasez de recursos médicos para atender a las personas quienes más lo necesitan. Este problema sólo se agudiza con el pánico, ya que provoca que una masa de personas que no tiene que estar en los hospitales vaya sólo porque están preocupados, y estorben los esfuerzos para atender a personas con sistemas más débiles al igual que casos que no tienen ninguna relación (accidentes, enfermedades preexistentes, etc.).

Por supuesto que debemos despertar, atender a nuestra salud y la de nuestros seres queridos, abastecernos, etc., pero el pánico paraliza, provoca que tomemos decisiones erradas, y sobre todo, como en el ejemplo arriba, actuemos sin rigor a la caridad hacia nuestro prójimo.

Lo cual me lleva a…

3) El consejo

¿Qué debemos hacer como ciudadanos responsables?

Primeramente, debemos tratar de no infectarnos en la medida de lo posible. Cosas de sentido común tienen más peso que nunca ahora: lavarse las manos con frecuencia, evitar las multitudes sin necesidad, quedarse en casa si uno se enferma.

Segundo, atender a las fuentes informativas confiables para entender cómo va el asunto. NO a los noticieros. NO a los medios sociales. NO a los comentarios de gente que se vende como especialistas pero no saben de qué hablan.

Con atender a fuentes informativas, me refiero al CDC, WHO, y otras organizaciones. Cada quien puede buscar estas y otras que están plenamente focalizadas en situaciones como esta.

Tercero, no esparzamos pánico por los medios sociales ni ningún otro medio, seamos agentes de consciencia, de caridad, de atención al prój́imo, rechacemos la desinformación.

Y finalmente…

4) La perspectiva pastoral

Ya indiqué que entrar en pánico es lo peor que se puede hacer. El Señor nos dijo que no estemos afanosos por nada, sino que oremos por todo (Fil 4:6).

Es normal que las personas piensen en la amenaza desde lo escaso de una vida finita, pero como Cristianos estamos llamados a pensar desde la perspectiva eterna, asegurada por la redención de nuestro Señor, hacia esta vida. Y es claro que desde esa perspectiva, no debemos temer. Para los que estamos en Cristo, lo peor — nuestra condenación en el pecado — pasó y no volverá.

Quizás algunos pensarán que esto es una actitud complaciente e irresponsable, pero es todo lo contrario — y si leyeron mis exhortaciones arriba, deberían convencerse de ello. Esta visión nos lleva a valorizar esta vida y nuestra salud como lo que es, un regalo temporal de Dios, por el que Él mismo nos pedirá cuentas. A la vez, vemos la vida como que es, un período definido que de una forma u otra culminará.

La pregunta es: ¿Estás preparado para tu último día, sea pronto o no?

Si no estás preparado, es totalmente normal que sientas temor. Es una cosa dura ver lo frágil que es esta vida y tener incertidumbre de qué sucede si se pierde.

Nuestra esperanza no se basa en que viviremos para siempre, sino que nuestra eternidad está garantizada en que ya Alguien vivió la vida perfecta que nosotros no podíamos vivir, y pagó la pena incurrida por todo lo que hicimos mal, voluntaria e involuntariamente. Factura pagada.

En resumen:

Tomemos todo esto en serio, pero no sólo la salud física, sino también nuestra condición espiritual.

Pagando el precio máximo...

En Cristo, Dios no escatimó el precio, no participó en una subasta, no buscó un baratillo, no usó cupones.


Pagó el precio máximo de una, aún por lo bajo y vil del mundo que éramos nosotros los pecadores.

El valor de un producto se determina por el precio que alguien esté dispuesto a pagar por el. 

Dios nos dio la perfecta evidencia de que Él nos valora, ya que dio lo más valioso como paga de nuestra redención.

....

En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia

Efesios 1:7 NVI

6.3.20

Para Libertad Fuimos Liberados

La verdad más preciosa del Evangelio es que es un regalo inmerecido de parte de Dios. 


Tantas veces, la religiosidad y las tradiciones han querido abolir esto a favor de obras de hombres.

Sin embargo en su obra redentora Cristo nos liberó, no sólo de las cadenas del pecado, de la condenación, y de las fuerzas de las tinieblas, sino que también nos liberó de la carga de justicia propia que jamás puede alcanzar la de Dios. 

Y en lugar de todas esas, suplió todo lo que necesitábamos para poder tener la vida que Él quería que tuviéramos desde el principio.